Mis duendes y sus “quehaceres” domésticos
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Gore se acerca al fregadero y me dice: “¿Ya me toca lavar los trastes?” No se le olvidó. Le había dicho el domingo pasado que, de ahora en adelante, a ella le tocaría lavar los trastes de la cena. By the way: son cuatro platos, como cinco vasos y taaaal vez un par de cucharas. “Sí, vaaaaas, acércate tu banquito y te voy diciendo cómo”. Mi güera corre por su banco, se pone su mini mandil y procede a agarrar los primeros vasos. Yo le ayudo a guardar los trastes limpios y le preparo el agua jabonosa. Toma un vaso, lo talla, lo talla, lo taaaaalla y lo enjuaga. Le explico que no debe desperdiciar agua y obedece. Coloca primorosamente su vasito en el canasto y se sigue con el otro. Así, da cuenta de todo: sus vasos, sus platos, sus cucharitas y se pone feliz de haber terminado. Se enjuaga y se seca sus manitas.
“¿Verdad que sí me quedaron bien, mamá?”, me pregunta con entusiasmo. “Sí, te quedaron muy bien”, le aseguro y no por compromiso: realmente lo ha hecho estupendamente. “¿Verdad que tenemos que colaborar para que la casa esté limpia? Hasta Dany recoge sus juguetes”. Sí, no es por presumir (¡naaaaaa, mentira, sí lo presumo!) hemos empezado a que colaboren con pequeñas cosas en el orden del hogar. Tampoco soy una inconsciente para ponerla a lavar su ropa o para cocinar y tengo cuidado de que los trastes que lave no sean de vidrio o haya cuchillos. Daniel hace más regadero de lo que levanta, pero sabe perfecto que a él le toca llevar la ropa sucia a su bote antes de meterse a bañar. Ahí anda corriendo desnudo y en chanclas, pero lleva a cabo su pequeña tarea.
Por las mañanas Goretti deja tendida su cama, doblada su pijama y sus muñecos acomodados. Ahora ha tomado lo de los trastes como juego, pero, a la larga, le servirá muchísimo. Mi señora madre nos contaba que ella cuando tenía la misma edad de mi Gore atendía a sus hermanos pequeños y hacía de comer (con el peligro que eso conllevaba). Claro, que antes eran otros tiempos y distintas circunstancias, pero no cambia el hecho de que los pequeños deben ayudar.
Me cayó el veinte cuando cierto día le pedí a Gore que me ayudara a recoger sus juguetes y en una de esas me salió con el: “aaaayyy, levántalo tú: tú eres la mamá”. ¿¿¿PEEERDÓOOOOON??? N'hombre m'hijita, estás maaaal. ¿Así que sólo por ser el adulto de la casa debo chutarme el quehacer yo sola? ¡Faltaba más!
APRENDIENDO A SER ORDENADOS
Al día siguiente hablé con los dos muy seriamente y les dije que sí, en efecto, yo soy la mamá, mas no la ESCLAVA de la casa. “¿A poco no les gusta ver limpio y cuando entran ver todo en orden?” “Sí”, me dijeron los dos muy convencidos. “Pues, ¿qué creen? Han de saber que la casa no se limpia sola, las toallas no se tienden por arte de magia, ni la ropa corre al bote de la ropa sucia, así que todos vamos a ayudar”. Gore me miró emocionada. Dany ni me peló, pero desde ahí a ambos les puse tareas sencillas:
LO QUE DEBE HACER DANIEL
Llevar la ropa sucia al bote
Guardar sus zapatos y sus chanclas en la zapatera
Echar sus juguetes a su canastito
Acomodar el banquito de la cocina (debe vigilar que siempre esté en su lugar)
Llevar su plato, vaso y cuchara al fregadero
Ir por las toallas de su hermana y la suya para meterse a bañar
Acomodar los juguetes que ocupa a la hora del baño (ya cuando están por salir)
Papelito que encuentre tirado, llevarlo al bote de basura
LO QUE DEBE HACER GORETTI
Doblar y guardar su pijama y la de su hermano
Tender la cama y acomodar sus juguetes
Guardar sus zapatos
Acomodar la pañalera de su hermano (por las mañanas)
Barrer su cuarto y sacar la basura de su mini bote
Poner la mesa en el desayuno, comida y cena
Llevar su plato, vaso y cuchara al fregadero y lavar los trastes de la cena
Colgar las toallas de ella y de su hermano después de bañarse
Pensé en “darles un premio” pero no lo creí correcto porque el día que no les dé nada no van a hacer lo que, en realidad, es su obligación. Más bien lo hice divertido y a manera de competencia: “El que acabe primero, puede escoger la peli” o “Vamos a recoger todos y a ver quién gana”… obvio que yo NUNCA gano porque a mí me toca todo lo demás: cocinar, bajar la basura, lavar la ropa, doblarla, lavar los trastes grandes… hasta ahora vamos bien, incluso mi hijo lo ha tomado tan naturalmente que hoy en la mañana se regresó disparado a su cuarto, “Danieeeeeel, córrele que ya es bien taaaardeeeee”, le grito desde la puerta. “Vo mamá, is qui no puse mi chiancas en su lugar, ¿verda qui yo si ti ayiudo? Mi casa se ve guapo”…
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