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Ahora Sí Necesito un Drink: Odio el amor en tiempos de WhatsApp

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Tal vez puede ser una herramienta, pero, cuando se trata de relaciones, WhatsApp es el peor. No me malentiendan, pero un mensajito de esta app puede ser el que te arruine o te haga el día y ni se diga de como terminan tus nervios, el estómago y otras partes de tu cuerpo al leer palabras tan difíciles, como “adiós”, “ya no te quiero ver” o “te amo”.

Sí, les aviso antes de continuar, hoy me quejaré amargamente de esta app, así que absténganse a las consecuencias.

El WhatsApp surgió como una app para ayudar en la comunicación, pero, en una época donde todo es instantáneo y desechable, vino a ser la mejor herramienta para huir de manera “elegante” sin tener que enfrentar los problemas. En pocas palabras, es ideal para ser cobarde.

O díganme, ¿Estoy mal acaso?
Porque a un solo clic eres capaz de bloquear si quieres, y evitar el drama interminable de ya no saber de ese “intenso” que te escribe a diario, o de simplemente terminar una relación sin ver lágrimas, escuchar insultos y otros males como respuesta.

Sólo piénselo… ¿cuántos casos de ghosting no han surgido a partir de WhatsApp? De la nada el galán deja de contestar la conversación, su foto ya no aparece y cuando menos piensas, tus mensajes sólo se ven con una palomita.

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Sí ideal para causar la histeria colectiva. Y acabar con tus nervios.

O ¿Qué me dicen de mal interpretar el mensaje? Porque cada uno le pone el tono que quiere y lo que pudo haber sido una amable sugerencia, dependiendo de los ánimos del lector, el mensaje pudo sonar a una declaración de guerra inmediata. Y si no había conflicto alguno, nace.

Si, así es esto del amor en tiempos WhatsApp, tal vez nació para acercar a los lejanos, pero… ¿tenía que alejar a los cercanos?

¿Qué pasa con las cartas de amor? Ahora son emoticones, changuitos tapándose los ojos, caritas con ojitos de corazón o con sonrisa provocativa… ¿Qué pasa con la emoción al ver una notita en tu cama? ¿En el escritorio?

¿Dónde quedó romanticismo? ¿Cuándo murió?

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Ahora vivimos pendientes del celular y checándolo a cada rato sólo para darte cuenta que no hay una notificación como hace 5 segundos que revisaste. Temiendo por el mensaje o peor aún que no ha llegado, cediendo el poder de nuestras almas a un objeto.

Te odio WhatsApp.

Pero odio más a los que sencillamente lo ocupan para no atreverse a enfrentar los problemas. Tal vez deberían sentarse con sus abuelos o padres para que les digan que un acto vale más que mil palabras, que hablar de frente o mínimo por teléfono es mejor que estar esperando a unos caracteres pintados en una fría pantalla.

Beba.

 ¿Cuál es la peor situación que te ha sucedido por WhatsApp y por la que dirías #AhoraSinecesitoUnDrink? Manda un correo a AhoraSinecesitoUnDrink@Gmail.com y cuéntame, o por twitter @melodijolola.

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