Christopher Robin y los sentimientos no resueltos de la infancia

niños solitarios que crean amigos imaginarios para mitigar la soledad en la que se encuentran inmersos. Pero es cuando la soledad es prácticamente patológica, donde tal vez una de las características de estos niños puede ser hijos únicos (aunque no necesariamente), o entre él y su hermano más próximo tienen una distancia de edad muy grande que por ello no conviven; estos niños se les dificulta entablar relaciones interpersonales con sus compañeros de colegio; además de que el trato con sus padres puede ser distante. Christopher Robin es así.

Winnie Pooh y sus amigos son los muñecos de peluche de Christopher quien les da voz para que ellos le enseñen el camino de la vida, así como sus lecciones, en cada aventura vivida, en cada juego. Pooh es un personaje pasivo, no tiene más ambición e inquietud en su existencia más que el tener hambre y saciarla con miel, por tanto, tiene una visión de la vida exageradamente dulce, donde todo está bien, donde no existe la maldad, todo es positivismo, siendo “pecata minuta” los errores que se pueda cometer en la vida.

buscan llenar las ausencias, es decir, buscan en ese algo lo que les gustaría recibir: consuelo, cariño, apoyo, abrazos, consejos, desahogo. ¿Qué pasaría si un niño así crece sin haber resuelto estos temas de la ausencia?

sentimientos no resueltos y salen a relucir en un momento clave de su vida. Pese a que está bonitamente casado con Evelyn (Hayley Atwell, la agente Peggy Carter de Shield en las películas de Marvel), y tiene a su pequeña hija Madeline, se nota que no es feliz.

la ausencia emocional del cual sufrió de niño por parte de sus padres, ahora la está aplicando hacia su hija y esposa sin percatarse, creyendo que es lo mejor para ella. Pero hay algo que detona un urgente reencuentro con quienes siempre tuvieron la respuesta correcta y exacta para poder salir adelante, regresan a su vida los peluches parlantes quienes le instruirán, le reeducarán, o le refrescarán la mente para que acepte que la vida no debe ser como la ha estado llevando.

cinta aleccionadora para aquellos que queremos recuperar esa chispa de vida, aquello que nos hacer sentir plenos y vivos. Ubicada a inicios del siglo XX, y pese que los muñecos viajan en algún momento a la ciudad, la esencia original de la caricatura logra conservarse: cursi, aletargada, aterciopelada, torpe, a tal grado que llega a un punto en que se empieza a voltear al reloj para ver si ya casi termina, es un poco desesperante.

Pigglet, Igor, a Tigger, mamá Cangu, Rito, Búho, Liebre, interactuar entre ellos, de peluche, son tan adorables que dan ganas de salir a buscarlos y comprarlos todos; los ejecutivos de Disney bien saben las estrategias de mercado, porque aunque esta cinta no se convierta en un clásico, por lo menos te le quedarás viendo atento a la película a esperar cada vez que salgan a cuadro los muñecos, y después salir del cine a comprarlos todos.

Christopher Robin, Un Reencuentro Inovidable, es una cinta linda desafortunada porque en realidad Pooh no es un personaje adorado por los niños, puede ser tierno en su diseño, pero no llamativo en sus historias.

Christopher Robin, Un Reencuentro Inolvidable

(Christopher Robin)

Dirige: Marc Foster

Protagoniza: Ewan McGregor, Hayley Atwell

Produce: Walt Disney Pictures

2018, 104 min.

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