Estamos a muy poco para nuestra festividad de Día de Muertos, una tradición mexicana que poco a poco ha permeado en el mundo. Y aunque cada año se va replicando, generación tras generación, muchas veces nos queda la duda sobre cuándo se pone la ofrenda o altar de muertos.

¿Cuándo se debe comenzar a poner la ofrenda o altar de Día de Muertos?

Aunque los “días grandes” son el 1 y 2 de noviembre, la festividad comienza desde el 28 de octubre. Desde ese día se van colocando poco a poco los elementos de la ofrenda.

El 28 de octubre se prende la primera luz (veladora blanca) y se coloca una flor blanca para dar la bienvenida a las animas solas.

 El 29 de octubre se prende otra veladora y se coloca un vaso con agua dedicado a difuntos olvidados y desamparados.

 El día 30 de octubre se prende una nueva veladora, se coloca otro vaso con agua y se pone un pan blanco (bolillo o telera) para los difuntos que se fueron sin comer o los que fallecieron en algún accidente.

 El 31 de octubre se prende otra veladora, un vaso con agua y se agrega un poco de pan y fruta (mandarina, naranja, guayaba) para los muertos de los muertos (ancestros), es decir para los tatarabuelos. También se puede adelantar la ofrenda de los niños.

El 1 de noviembre temprano se elabora la ofrenda para los muertos pequeños. Según la fe católica, en esta fecha se recuerdan a todos aquellos que murieron sin ser beatos y santos, además de quienes fallecieron a temprana edad, es decir, a los niños o “angelitos”.

Ese día se pone toda la comida dulce: calabaza, guayaba, chocolate, miel, pan. Los trastes utilizados son pequeños. De bebida se ofrece refresco y agua, también sal e incienso y se prenden las veladoras de los pequeños. Se cree que las ánimas de los bebés llegan el día primero de noviembre para nutrirse de la esencia y el olor de los alimentos que sus padres les prepararon.

El 1 de noviembre por la tarde es el Día de los muertos grandes. A mediodía se quita la ofrenda del día anterior y se integran las bebidas que preferían los difuntos de la familia. Cerveza, pulque, tequila, etc. También se incluyen los platillos que más le gustaban e incluso cigarros. En todos los días de la celebración se ponen flores y se quema incienso o copal.

El 2 de noviembre temprano se pone café y pan en el altar. Después de las nueve de la mañana se va a dejar y un poco de la comida y bebida al panteón. Los familiares conviven con el pariente en el panteón tomando los alimentos que llevaron.

Al final, el día 3 de noviembre se prende la última veladora blanca se quema copal y se les despide pidiendo que vuelvan el siguiente año.

En lo particular voy integrando la ofrenda poco a poco y adelanto el 31 de octubre la de los niños, pero enciendo las veladoras hasta el 1 de noviembre en la mañana.

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