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La leyenda mexicana del sol y la luna contada para los pequeños

Niña leyendo sorprendida

Niña leyendo sorprendida / Imagen: iStock

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A lo largo de la historia, la humanidad ha intentado encontrarle sentido a todo aquello que rebasa su comprensión, como los fenómenos naturales. Así surgieron algunas de las leyendas que aún hoy en día seguimos contando.

La existencia del sol y la luna intrigó a nuestros antepasados, quienes crearon una leyenda para explicar cómo fue que surgieron estos astros, y que ahora quiero compartir contigo para que se la cuentes a tus hijos, pues es una linda manera de preservar nuestras tradiciones mientras pasas tiempo de calidad con ellos.

 

eclipse Imagen iStock

Eclipse / Imagen: iStock

 

 

Antes de todo, la oscuridad

 

Nuestros antepasados mexicanos creían que antes de que existiese el sol y la luna, reinaba la oscuridad en toda la tierra. Para crear a estos astros, los dioses se reunieron en Teotihuacán, ciudad situada en el cielo. En la tierra había otra ciudad que tenía el mismo nombre.

Una vez llegando a la ciudad, los dioses encendieron una hoguera sagrada sobre la cual debía saltar aquel poderoso que quisiera convertirse en sol. Dos candidatos se presentaron para intentar la hazaña. El primero, Tecciztécatl, era grande, fuerte y, además, poseía grandes riquezas. El segundo, Nanahuatzin, era pobre y tenía un aspecto desmejorado.

Sobra decir que el favorito era el primero.

Sin embargo, en el momento en que debían saltar la hoguera, Tecciztécatl no se atrevió y salió corriendo; en cambio Nanhuatzin, lleno de valor, se arrojó sin pensarlo. Al ver esto, los dioses se convencieron que él debería ser convertido en sol.

Entonces, Tecciztécatl, arrepentido y avergonzado, también saltó la hoguera. En ese momento, apareció un segundo sol en el cielo. Pero ya era demasiado tarde, los dioses tomaron la determinación de apagarlo, ya que no podía haber dos soles. 

El conejo en la luna

El conejo en la luna / Imagen: iStock

Fue así que Tecciztécatl se convirtió en luna. Y eso no es todo: como recuerdo de su cobardía, los dioses arrojaron un conejo a la luna. Desde entonces, puede verse este conejo reflejado durante los días de luna llena.

 

 

 

 

 
 

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