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¿Es normal que mi hijo de dos años no hable?

Niños pequeños jugando

¿Es normal que mi hijo de dos años no hable?

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Si te estás empezando a preocupar porque tu hija o hijo ya cumplió los dos años y todavía no habla, déjame decirte que lo primero que te aconsejo es conservar la calma.

Sí, porque si estás nerviosa no vas a poder percibir correctamente todo lo que hay que observar antes de considerar una visita al doctor. Así que, seas mamá soltera o estés en pareja, prepárate para identificar lo siguiente.

 

Características que hay que observar

 

Aunque el lenguaje comienza a desarrollarse en los bebés de 12 meses, puede variar unos meses de un niño a otro, según su ritmo de aprendizaje. Así que lo primero que tienen que observar es:
 

¿Les entiende?, ¿responde a los estímulos auditivos?
Esta pregunta se refiere a cosas sencillas como girar la cabeza cuando le llaman por su nombre, responder, por lo menos con gestos, a preguntas como ¿pipí?, ¿leche?, ¿comer?, ¿dónde está mamá?, aunque no responda con palabras articuladas.

Un signo de alarma sería que el bebé ni siquiera los mirara cuando lo estuvieran llamando.

 

Niña jugando de cabeza / Imagen: iStock

¿Dice por lo menos un par de palabras con sentido?
Por ejemplo, mamá, papá, agua, pipí.

Por lo general (y por favor, recuerda que todos los bebés son distintos y que ante cualquier duda es mejor consultar a un especialista), a los 20 meses de edad ya utilizan algunos verbos y cerca de los 2 años, su vocabulario estará formado por entre 50 a 100 palabras distintas.

 

¿En qué casos deberían pensar en llevarlo con un especialista?

No responde a su nombre o no mira cuando le llamas.

No es capaz de imitar palabras o sonidos simples.

En el caso de que sí logre imitar, repite una y otra vez los mismos sonidos y palabras, pero sin la intención de comunicar nada.

No juega.

No es capaz de anticipar las rutinas del día a día, a pesar de ser algo que, como su nombre lo dice, se repite cotidianamente.

Suele hacer rabietas.

Casi no establece contacto visual ni sonríe.

No produce balbuceos ni trata de imitar sonidos como el carro que arranca, la sirena de la ambulancia, etcétera

Tiene un rango gestual y una expresión facial muy limitados.

Casi nunca señala algo o lo muestra.

No entiende y no sigue instrucciones sencillas, como: “siéntate”, “come” o “ven aquí”.

 

Niño pequeño jugando con burbujas / Imagen: iStock

Si tu hijo cumple con algunas de las características citadas aquí, sí es recomendable que lo lleves a valoración. Recuerda que entre más pronto se atienda, más posibilidades tiene de resolverse cualquier problema del habla.

 

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