¿Qué es el ántrax y cómo afecta a los niños?

El ántrax, una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Bacillus anthracis, se ha vuelto motivo de preocupación en diversos lugares del mundo, sobre todo porque las autoridades sanitarias de Zambia han notificado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de un brote significativo en seres humanos.

Aunque es más común en animales, las personas también pueden verse afectadas, y es fundamental entender cómo afecta a los adultos y niños, así como las medidas preventivas que existen.

Brote de ántrax en Zambia

Aunque el ántrax no se transmite de persona a persona, el alto movimiento de animales y la manipulación de sus cadáveres en Zambia ha desencadenado un brote inusual. Las autoridades sanitarias han notificado más de 680 casos, una situación sin precedentes que demanda respuestas urgentes.

¿Cómo se contagia?

La transmisión del ántrax a los humanos ocurre cuando las esporas de la bacteria Bacillus anthracis ingresan al organismo. Una vez que estas esporas penetran en el cuerpo, tienen la capacidad de activarse, desencadenando así un proceso que permite a la bacteria multiplicarse y dispersarse en el organismo.

Este desarrollo conlleva a la producción de toxinas, sustancias venenosas que son responsables de causar una enfermedad grave, según la explicación proporcionada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Es importante señalar que el ántrax es una bacteria zoonótica, lo que significa que puede transmitirse de animales a personas. Los rumiantes de ganadería, como vacas, ovejas y cabras, así como algunos animales de caza, actúan como hospedadores naturales del ántrax. Los humanos pueden infectarse por contacto directo con animales enfermos o mediante productos derivados de animales infectados. Ya sea por ingestión, inhalación o ingreso a través de cortes en la piel, una vez que las esporas ingresan al cuerpo humano, tienen la capacidad de multiplicarse y generar toxinas extremadamente potentes.

Tipos de Ántrax

Existen cuatro tipos de infección por ántrax: cutánea, inhalación, gastrointestinal e inyección. La más común es la infección cutánea, esta presenta síntomas como bultos en la piel, fiebre y dolor de cabeza.

En el caso de la gastrointestinal los síntomas son náuseas, dolor abdominal y diarrea. Para la infección por inhalación, la cual es la más letal, se manifiesta con síntomas similares a la gripe y puede llevar a problemas respiratorios graves.

Casos en menores de edad

Aunque los casos en niños son menos comunes, han ocurrido, como el trágico suceso en Siberia en 2016, donde un niño de 12 años falleció. La infección puede ocurrir a través de heridas en la piel, consumo de carne contaminada o inhalación de esporas.

Actualmente aun no han informado de casos de contagio en niños, pero es crucial reconocer los síntomas, ya que el ántrax puede ser difícil de diagnosticar en las etapas iniciales, a menudo confundiéndose con una gripe.

Tratamiento y prevención del ántrax

Se dispone de diversos métodos y pruebas médicas para realizar el diagnóstico del ántrax, siendo necesario hospitalizar a todos los individuos en los casos confirmados de esta enfermedad. El tratamiento más efectivo para combatir este padecimiento implica el uso de antibióticos, específicamente la penicilina, los cuales logran reducir de manera significativa la tasa de mortalidad.

Además, como medida preventiva, se han desarrollado vacunas disponibles tanto para el ganado como para los seres humanos, si bien su acceso está limitado a aquellas personas que, debido a su ocupación, podrían estar frecuentemente expuestas a la bacteria.

Por ello se recomienda evitar el contacto y consumo de carne de animales muertos repentinamente. Los profesionales de la salud y aquellos en riesgo deben seguir estrictas medidas de prevención y control de infecciones.

Mantenerse informado sobre los síntomas, modos de infección y medidas preventivas puede marcar la diferencia en la lucha contra esta enfermedad infecciosa. La atención médica oportuna y las prácticas preventivas son cruciales para mitigar el riesgo y proteger la salud de las comunidades afectadas.

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