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Qué hacer para prevenir el suicidio infantil

Qué hacer para prevenir el suicidio infantil Foto: *iStock

Qué hacer para prevenir el suicidio infantil Foto: *iStock

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Qué difícil es hablar de temas como el suicidio infantil, pero no podemos taparnos los ojos y fingir que no existe. Es una triste realidad.

Para que un suicidio sea considerado como tal, debe existir un deseo explícito de muerte por parte del afectado. Se debe tener la consciencia de qué es la muerte y esta se adquiere entre los 8 y los 11 años de edad.

Cada caso es único. Si queremos conocer las causas por las que un niño toma esa determinación se debe analizar su contexto y sus estado emocional, cómo afronta las situaciones del día a día y cómo responde ante la frustración.

El entorno influye y mucho. Violencia familiar, maltrato, abandono, acoso escolar y abuso son factores que desencadenan el deseo de muerte. El estrés, cuando no tienen el nivel cognitivo para afrontarlo, también es caldo de cultivo.  Pero sobre todo la falta de atención.

Cuando los niños son “grandes”, parece que ya no necesitan tanto de nosotros, pero en realidad están muy desprotegidos. Necesitan tiempo, dedicación y saberse queridos.

Factores de riesgo

De acuerdo con el manual MSD, los pensamientos suicidas no siempre conducen a conductas suicidas, pero son un factor de riesgo. Varios factores influyen, entre los que se encuentran:

  • La muerte de un ser querido
  • Un suicidio que ha tenido lugar en el colegio o en cualquier otro grupo de compañeros
  • El fracaso de una relación amorosa
  • Un cambio de entorno familiar o habitual (escuela o vecindario) o el alejamiento de los amigos
  • Ser humillado por familiares o amigos
  • Sufrir acoso en la escuela, especialmente para los estudiantes LGBT+
  • El fracaso escolar
  • Problemas con la ley

Este tipo de eventos estresantes son relativamente frecuentes entre los niños, y raramente conducen a comportamientos suicidas si no hay otros problemas subyacentes.

Los problemas subyacentes más frecuentes son los siguientes:

Depresión: los niños o los adolescentes con depresión tienen sentimientos de desesperanza y de impotencia que limitan su capacidad para considerar soluciones alternativas a problemas urgentes.

Alcohol o consumo de drogas: el abuso de alcohol o el consumo de drogas disminuyen las inhibiciones frente a acciones peligrosas y alteran la anticipación de las consecuencias.

Escaso control de los impulsos: los adolescentes, en particular los que presentan un trastorno por comportamiento perturbador, como el trastorno disocial, actúan impulsivamente, sin pensar.

Otros trastornos mentales y físicos también pueden aumentar el riesgo de suicidio. Entre ellos se incluye la ansiedad, la esquizofrenia, los traumatismos craneoencefálicos y el trastorno de estrés postraumático.

A veces, los niños y los adolescentes que intentan suicidarse están enfadados con parientes o amigos, son incapaces de controlar la ira y dirigen su enfado contra sí mismos. Desean manipular o castigar a otras personas ("Se arrepentirán después de que yo muera").

En otras,  el comportamiento suicida se presenta cuando el niño imita las acciones de otras personas. Por ejemplo, un suicidio al que se ha dado mucha publicidad, como el de una persona célebre, a menudo viene seguido de otros suicidios o intentos de suicidio. De igual modo, los suicidios por imitación ocurren en las escuelas o institutos.

¿Qué hacer?

No permitas que la depresión o ansiedad del niño o adolescente aumente sin control. Todos tenemos un mal día, pero su la conducta dura por más de dos semanas, debes prestar atención.

Escucha a tu hijo, aun cuando no esté hablando.
Las personas deprimidas se aíslan, lloran en secreto, sienten vergüenza para comunicar su tristeza, pero desean que alguien los rescate. No esperes a que vaya contigo, toca su puerta, ofrécele tu ayuda.  Las conductas conflictivas y retadoras con los padres son síntoma. No temas acudir con un experto (terapeuta) para pedir ayuda.

Nunca ignores las amenazas de suicidio

Si escuchas que alguna vez dice o escribe “me quiero morir”, jamás pienses que es un melodrama típico de adolescente. Cualquiera de estas frases requiere atención:

  •  “Me pregunto cuántas personas vendrían a mi funeral”.
  • “A veces quisiera solo dormirme y no volver a despertar”.
  • “Todos estarían mejor sin mí".
  • “No tendrás que preocuparte por mí por mucho tiempo”.

 Busca ayuda profesional

Si la conducta de tu hijo te tiene preocupado, no esperes y ve con un experto en salud mental. Cuanto menos tarde en recibir terapia o asesoramiento.

Hazle saber que no está solo

Sé empático con sus sentimientos y muéstrale tu apoyo. Explícale que todos nos sentimos tristes, deprimidos. No minimices su angustia, reconfórtalo diciendo que los malos momentos no duran para siempre. Anímalo para que no se aísle de la familia, ayúdalo a entender que forma parte y que cuenta contigo.

Recomienda el ejercicio

Está demostrado que la actividad física puede aminorar la depresión.

El suicicio en niños y adolescentes es real y no debe tomarse a la ligera. Ante cualquier señal de alarma,¡actúa!

Te dejo teléfonos de ayuda que proporciona el Gobierno de la Ciudad de México. También puedes visitar el sitio Like a la vida

 

 

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