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¿Por qué nadie me dijo? Lo que me hubiera gustado saber antes de mi primer embarazo

Mujer embarazada contemplando su ultrasonido

Cuando me embaracé aprendí algunas curiosidades que quiero compartir contigo. Foto: iStock

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Cuando me embaracé tenía dos versiones del embarazo y el parto, la de mis amigas a las que les fue súper bien, ni cuenta se dieron de que estaban embarazadas y el parto fue facilísimo (las que ahora creo que me mentían por convivir) y las que me contaron cada incómodo detalle de toda su experiencia. Ahora siento que el embarazo es una combinación de ambas cosas, y en el camino aprendí algunas curiosidades que quiero compartir contigo.

Lo que me hubiera gustado saber antes de mi primer embarazo

1. NINGUNA experiencia es igual a otra

Te van a dar miles de consejos, más de los que te han dado en cualquier otra etapa de tu vida. Es como si al ver panza la gente pensara “necesito impartir mi conocimiento sobre esta pobre madre”. Está bien que escuches todas las historias, pero no te asustes ni te estreses por algo que probablemente no te suceda a ti. Nadie sabe cómo le va a “pegar” el embarazo hasta que lo vive, e incluso si tienes más hijos, es muy probable que no pases por lo mismo. Nauseas, hemorroides, hormonas, estrías… cada experiencia es nueva y diferente así es que no te tomes muy en serio los consejos (ni siquiera estos) y vive tu embarazo con la mayor  paz posible.

2. Pero SÍ hazle caso a tu doctor

Asegúrate de que tu ginecólogo sea una persona en la que confías, que la información que te da y la forma en la que te trata se sienta correcta. Esto es muy importante, porque tu doctor te dará consejos que después otras personas te pueden decir que son incorrectos porque SU doctor les dijo algo diferente. 

Lo que me sucedió a mí fue que, a pesar de que mi doctora me daba confianza, de vez en cuando alguien me decía algo que me convenía más para la situación en la que estaba. Por ejemplo, cuando me moría de ganas de sushi una de mis amigas me dijo que su doctor no le prohibió nada mientras comiera con moderación y me animé a prorbar un pedacito. Después pasé hoooooras pensando en si de alguna forma había dañado a mi bebé por no hacerle caso a mi doctora. Ahorrate esa culpa, tómate tu multivitamínico con ácido fólico y hierro, no bebas alcohol y deja el ejercicio pesado si te lo recomendó un especialista. Es muy importante en esta etapa cuidar tu salud mental.

3. Y platica con otras mamás (aunque su experiencia sea distinta a la tuya)

No son los consejos ni las historias las que necesariamente te van a ayudar a sentirte mejor, pero saber que alguien más pasó por lo mismo que tú, sobrevivió y está feliz de contarte sí ayuda (sobre todo si te sientes nerviosa o asustada).

4. La náusea es real, pero acompañada del cansancio es peor

Sabía que probablemente en algún momento de mi embarazo me iban a dar nauseas. Suertudas las mujeres que nunca pasan por eso (y son las menos). Lo que no me esperaba era el malestar. En mi cabeza, me iba a dar asco y, como cuando te enfermas del estómago, después de vomitar me sentiría mejor y no es así para nada. El malestar va acompañado de una incomodidad general y un sueño inimaginable. Durante los primeros meses me sentía como si me fuera a dar gripa todo el día, todos los días. No todas las mamás se sienten así, pero asegúrate de que tu multivitamínico contenga vitamina B6 (ayuda con la náusea). 

5. TODOS tus sentimientos son válidos y normales

Mi embarazo no me tomó por sorpresa, lo estaba buscando. Aún así, cuando me enteré de que iba a ser mamá… al principio no me emocioné tanto como pensé que lo haría. Es algo muy curioso, pero el embarazo es de esas cosas que piensas y piensas desde antes de que ocurra. Te imaginas cómo serán tus hijos, qué clase de mamá vas a ser, lo feliz que vas a estar… y en el momento en el que te enteras que todo va a pasar, a veces te da miedo. Ese miedo le baja unas rayitas a tu emoción, te pone nerviosa y, combinado con las hormonas que ahora corren por tu cuerpo, te hace hasta llorar. Si te pasó igual que a mí, ¡no te preocupes! Ese sentimiento se quita cuando empiezas a procesar tu nueva realidad. No te hace mala madre ni quiere decir que no vas a amar a tu bebé. Trata de no pensar en lo que creías que iba a pasar, y concéntrate en lo que sí te está sucediendo. Y si todo lo demás falla, habla con alguien que sepas que no te va a juzgar. 

Recuerda que tal vez no sea exactamente como te lo imaginaste, ¡pero tal vez eso se deba a que la maternidad es algo tan increíble que solo la comprendes hasta que la vives! 

 

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