“Papito: yo también soy tu responsabilidad”

Por: Faby Hdz-Perez

“Papito, te divorciaste de mi mamita, no de nosotros”, ya que me decían que también hay casos en los que el padre se pone sus moños y le hace la vida de cuadritos a la madre, lo cual no dudo ni tantito, simplemente no conozco algo cercano para contarles. Prometo que cuando me entere de uno lo diré con pelos y señales.

Ahora bien, hoy quise retomar un poco el asunto y de ahí el título. Así que puedo contarles lo que he vivido justo esta semana y que tiene que ver (de cierta forma) con que el padre criticaba a la madre frente a sus hijos y ahora le salió el tiro por la culata. Les cuento. Como saben, hace exactamente tres semanas me operaron y desde ahí mi rutina y la de mis niños se ha visto trastocada porque tuvimos que “adoptar” a su papá nuevamente en la casa. Mi casi exmarido se la ha rifado en lavar la ropa de los niños, bañarlos, atender mi herida y estar al pendiente. Se ha hecho cargo de sus obligaciones para con sus hijos tal como si siguiéramos viviendo juntos.


- Un bebé de cinco meses con un dolor de panza tremendo, calenturón de casi 40 grados y llorando a grito pelado que sólo se calmaba si lo traía cargando

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- 25 llamadas perdidas al padre de las criaturas porque se había llevado el coche y el señor ni sus luces

- El crío en cuestión no comía nada, vomitaba y dormía sólo 10 minutos en mis brazos

- Por ahí de las 3 PM el señor se dignó a llamar y resulta que “no escuchaba su teléfono” (ajá, sí, cómo no)

lo único que al hombre se le ocurre preguntar es: “¿¿¿NO HAS HECHO NADA???” ¡¡¡TOOOOOIIIINNNGGGGG!!! ¡¡¡Pues nooooo, es oooobvioooo que nooooo!!! Tengo a mi hijo súper enfermo, a la otra dando guerra, no se apareció para hacerse cargo de su propio hijo ¿¿¿y todavía pregunta???

Sobra decir que monté en cólera y le dije que no, no había hecho nada y así se iba a quedar, que si no le gustaba que tenía manos para hacerlo. Cabe mencionar que todos los anteriores sábados que el señor llegaba encontraba la casa impoluta, niños bañados, comidos, cambiados, ni un cojín fuera de lugar y la comida caliente esperándolo en la estufa (“Yo no sé qué haces en el día, si siempre está todo recogido”, pues justo eso: recojo todo, daaah). Todos esos sábados él nunca vio que sí estaba todo bien limpio y ordenado, él sólo notó el día que NO lo hice (y no por flojera, sino porque realmente mi hijo no me dejó hacer nada). Tampoco crean que era un chiquero, no, simplemente no llevé los trastes al fregadero, no escombré mi recámara ni abrí las cortinas, tampoco lavé los baños y no barrí. Lo normal de un quehacer, pues. ¡Ah, pero el señor creyó que había pasado un torbellino!

Esa fue la primera. La segunda fue poco antes de separarnos. Entre todos los problemas de pareja y demás, también influyó que yo llegaba de trabajar (de pasada, hago de dos horas a dos horas y media de camino, de ida y vuelta), así que llegaba a las 10 PM y a esa hora me ponía a hacer la comida, a lavar, a barrer, trapear, limpiar muebles… así que me puse horarios y dividí mis tareas:

LUNES: Regar las plantas, limpiar los muebles, doblar y guardar la ropa limpia

MARTES: Hacer de comer para dos días, bajar la basura, limpiar la estufa, lavar los baños

MIÉRCOLES: Lavar la ropa de los niños, barrer y trapear

JUEVES: LIBREEEEE

VIERNES: Planear el menú de la semana para ir al mercado y traer lo necesario, doblar y guardar la ropa. Lavar la ropa mía y de él

SÁBADO: Darle “una pasadita a todo”, lavar los baños, barrer, trapear, cambiar las camas, lavar la ropa de los niños, guardar la otra ropa

DOMINGO: Hacer de comer para dos días, recoger la ropa, alistar uniformes…

Y así cada semana…

A veces hacía unos ajustes y me levantaba a las 4:30 AM para hacer la comida. Me esforzaba porque todo estuviera impecable y hacer agradable el hogar. Él también tenía sus tareas, pero eran significativamente menores:

1) Lavar los trastes de la cena (y las mamilas cuando mis hijos usaban)

2) Bañar a los niños

3) Jugar con ellos

“Tú NUNCA juegas con los niños, te la pasas cocinando o haciendo el quehacer, en vez de que juegues con ellos”… ¡¡¡Me lleva la…!!! ¿Entonces quién más lo iba a hacer? En ese momento me quedé con el coraje, apagué la estufa, jugué con mi hijo y terminé de hacer la comida casi a la 1 de la mañana. Al día siguiente me levanté a las 4:30 para llegar a mi trabajo a las 7.

“Ven, mi amor, papi está ocupado, en cuanto acabe juega contigo, ¿va?”

Papitos, grábense esto: no están ayudando, están ejerciendo su paternidad con responsabilidad.  

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