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Mi hijo no quiere hacer la tarea, qué hago

Mamá regañando a niño por la tarea

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Si tu hijo o hija no quiere hacer la tarea, lo primero que debes saber es que es normal. No tienes a un ente perezoso cuya vida está condenada al fracaso. Para nada. Ponte en sus zapatos unos segundos y piénsalo así: su vida está llena de satisfactores inmediatos, un videojuego, un video de Youtube, jugar con los amigos… ¿por qué teniendo todo eso cerca podría interesarle algo tan tedioso como la tarea?

El tema es tan reiterado que hay libros que abordan lo que pasa con los niños que no quieren hacer tareas, por ejemplo este, The battle over homework, common ground for administrators, teachers and parents (La batalla de las tareas, el tema mutuo de administrativos, profesores y padres), de Harris M. Cooper. Pero además también hay asociaciones de adultos que combaten las tareas, por lo menos la forma en la que han sido impuestas durante años, y ahí también hay libros, como The case against homework (El caso contra las tareas), de Sarah Benett y Nancy Kalish.

En otras palabras, las tareas son polémicas y conflictivas desde que existen, así que el primer tip es este: relájate. Con contadas y raras excepciones, los papás suelen tener problemas para que el niño le entre a la tarea. Y si sigues por la ruta de la confrontación, la situación va a empeorar. Es probable que si estás leyendo esto ya estés en una lucha de poder.

Si un padre amenaza, reprende, interroga, o grita a su hijo para que trabaje, puede que sienta que es su obligación de padre hacerlo. No obstante, esta actitud invade el espacio mental de tu hijo, dejándolo sin capacidad de pensar por sí mismo. A medida que te muestras más ansioso, intentas controlar más, y eso lleva a tu hijo a resistirse más.

Por qué los profesores dejan tarea

Para poder entender cabalmente qué es lo que buscan los profesores con la tarea, es importante conocer su objetivo. A grandes rasgos, el propósito de las tareas puede dividirse en objetivos instructivos y no instructivos.

Los objetivos instructivos más comunes son practicar o revisar material que se ha visto en clase. Esas tareas de práctica están destinadas a reforzar y a ayudar a dominar habilidades específicas. Las tareas de preparación, por su parte, introducen material que se presentará en futuras lecciones. Es decir, intentan adelantar un contexto de lo que será visto. Algunas tareas pueden tener ambos objetivos de práctica y preparación introduciendo nuevo material junto con el antiguo.

Hay un tercer objetivo instructivo para la tarea, que se llama "extensión". Las tareas de extensión involucran transferir habilidades aprendidas a nuevas situaciones. En otras palabras, lo que buscan es la aplicación de principios abstractos a circunstancias nuevas. Por ejemplo, los niños que están aprendiendo a sumar pueden visualizar los principios básicos de las multiplicaciones haciendo sumas continuas. Estas tareas son odiosas para los niños, pues con frecuencia exigen un esfuerzo que no tiene recompensa.

Ilustrémoslo con un ejemplo para un adulto que sabe sumar, multiplicar y dividir:

Si te decimos que la luz viaja a 299,792 kilómetros por segundo y que Alfa Centauri es la estrella más cercana y está a 4.2 años luz, y luego te pedimos que, sin calculadora y sin usar internet, nos digas en qué fecha y hora llegaría a esa estrella un haz de luz que enciendas en este momento, ¿qué dirías? Solo de pensarlo, ¿te dieron ganas de hacerlo? Asumamos que dices sí. Lo más probable es que posteriormente te preguntes ¿y por qué lo voy a hacer yo? Pues así con los niños.

Ya con contexto, entiendes que este desafío requiere estrategia. Aquí te sugerimos siete métodos para transformar esa lucha de poder en una experiencia más positiva.

Técnicas para que los niños hagan la tarea

Optimiza el espacio de trabajo:

Cuarto bonito de

Si la comida rápida lo hace, ¿por qué tú no? Para fomentar una actitud positiva hacia la tarea, es crucial establecer un área de estudio que sea tranquila, cómoda y bien iluminada. ¿Has notado que tu hijo te pide ir a esa cadena de comida rápida no por la comida sino por las instalaciones? Es más, hasta el parque le gusta mucho a tu hijo porque tiene elementos naturales atractivos. La personalización del espacio con elementos que reflejen los intereses del niño puede incrementar su motivación y enfoque.

Establece rutinas consistentes:

La consistencia en las rutinas diarias proporciona una estructura predecible que ayuda a los niños a desarrollar hábitos de estudio independientes. Si la tarea se hace a las 6:00 PM, que inicie siempre a las 6:00 PM. Recuerda que los hábitos se forman después de algunos días de ser establecidos. También es esencial que supervises sin controlar; deja que tus hijos asuman la responsabilidad de su aprendizaje. Con constancia, verás que después de pocas semanas habrá avances.

Uso de temporizadores y descansos:

Reloj en forma de tomate

Implementa períodos de estudio seguidos de breves descansos, lo que incrementa la concentración y previene la fatiga. Esto se llama Técnica Pomodoro y proviene de un libro que Francesco Cirillo escribió a finales de los 80. Necesitas un temporizador para dividir el trabajo en intervalos, tradicionalmente de 25 minutos, separados por breves descansos. Estos intervalos se denominan "pomodoros", o sea "tomate" en italiano, que era la forma del temporizador de cocina que Cirillo usó cuando era estudiante universitario.

El proceso es así:

Elige una tarea.

Ajusta el temporizador a 25 minutos; si acaba antes, se acaba la actividad.

Trabaja en la tarea hasta que el temporizador suene; eso es un "pomodoro" completado.

Toma un descanso de 5 minutos.

Reinicia. Cada cuatro "pomodoros", usa un descanso más largo, de unos 15.

Dialoga, no impongas:

Una comunicación clara y abierta es fundamental para entender las perspectivas y emociones de los niños. Escuchar activamente y validar sus sentimientos fortalece la relación padre-hijo y reduce la resistencia a las tareas.

Alice Miller, en su libro The Drama of the Gifted Child (El drama del niño dotado), afirma lo siguiente:

"Lo que es necesario para la salud mental y el desarrollo del niño es que sea genuinamente escuchado, visto, percibido y tomado en serio desde el principio."

Celebra los logros:

Reconocer y celebrar los esfuerzos y logros de tus hijos, por pequeños que sean, aumenta su autoestima y disposición a enfrentar desafíos. El refuerzo positivo es una poderosa herramienta para motivar a los niños.

Para que el refuerzo sea efectivo, debe ser aplicado inmediatamente después de la conducta correcta. Esto ayuda al niño a asociar la conducta con la recompensa.

Enfócate en soluciones, no en problemas:

Cuando surgen dificultades, centrarse en encontrar soluciones conjuntas en lugar de enfatizar el problema alienta a los niños a pensar críticamente y a colaborar en la búsqueda de resultados positivos.

La teoría de la solución de problemas sugiere que es más efectivo enfocarse en lo que se quiere alcanzar en el futuro. Esto se hace identificando y utilizando recursos y capacidades que las personas ya poseen, así como construyendo nuevas habilidades. Así que si tu hijo no quiere hacer tarea, de nada sirve que le recuerdes que es una conducta reiterada. Será mejor que plantees qué pueden hacer una vez terminada la tarea, y que sea algo que le agrade.

Técnicas de aprendizaje activo:

Papá e hijo como profesor

Enseñar a tus hijos técnicas de estudio como la elaboración de mapas conceptuales, resúmenes y la enseñanza a otras personas puede mejorar su comprensión y retención del material de estudio. Si le pides que lo que aprendió se lo debe explicar a un hermano o amigo que no lo entiende, seguramente pondrá más atención y énfasis en las cosas importantes.

Al aplicar estas estrategias, no solo se promueve un ambiente armonioso en el hogar, sino que también se empodera a los niños para que se conviertan en aprendices autónomos y comprometidos.

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