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La verdadera dieta de mis hijos

La verdadera dieta de mis hijos

La verdadera dieta de mis hijos Foto: iStock

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-“Goretti, ¿otra vez trajiste nuggets para la hora del recreo?”, le increpa el profe Jorge a mi güera.

-“Sí, están bien buenos, ¿quiere uno?”, le responde ella muy oronda. El profe acepta y le “roba” una pieza.

-“Ok, está bien, pero no comas de eso tan seguido”, le dice mientras le mete senda mordida al nugget con cátsup.

*DOS DÍAS DESPUÉS*

-“Goretti, ¿ahora trajiste salchichas? ¿Sabías que muelen con todo y pelos y uñas al puerco para hacer las salchichas?”, le dice para asustarla. (¡Momento! ¿No serían PEZUÑAS y no uñas? Digo, sólo por aclarar).

-“Pero yo como de pavo, maestro”, espeta Gore sacándole la vuelta.

-“Bueno, el caso es que las salchichas son malas, no deberías comer eso. DILE A TU MAMÁ QUE TE COCINE OTRA COMIDA”.

-“No, si mi mamá no me las hace, ME LAS COMPRA ACÁ AFUERA CON LA SEÑORA”, le dice ella muy dueña de sí.

Genial. Me dejó como la clásica mamá que le vale un pepino la alimentación de su chiquilla. Cuando me contó que por tercera vez le dijo el profe la historia de los pelos y uñas del puerco (¡pezuñaaaas!), le dije que le comentara que su dieta es muy diferente de la que él se imagina, que le dijera lo que habitualmente come y que los nuggets y las mini salchichas sólo eran un tentempié.

No hubo tiempo de ello. Simplemente los hechos hablaron. La semana pasada les hice de comer chuletas ahumadas con guarnición de coliflor y brócoli cocidos con sal, además de crema de zanahoria. Cuando revisé en la noche la lonchera de Daniel vi que hizo a un lado las chuletas, sólo probó un pedacito, aaahhh pero de las verduras ni sus luces y el traste de la sopa se veía que le habían “raspado” con una tortilla. Le dije a mi hijo que si no le había gustado la carne. “Sí mi uta pero mi uta más il brócoli, ¿mañiana mi mandas más verdiuras, mamá? No quero cane”.

Fantástico. Mejor ni les hubiera mandado carne. Gore tampoco comió las chuletas en casa de su abuela, pero las verduras no las perdonó y fueron las protagonistas de su peculiar charla con su profe.

Dieta sana

*HORAS ANTES, EN EL RECREO*

Gore se pelea con la tapa del tupper. Ya lo ha intentado todo y nomás no puede, así que va en pos del profe y le pide ayuda para abrirlo.  

-“Goretti, ¿ahora no te mandaron salchichas?”, le dice su maestro echándole ojo a su tupper de medio litro.

-“No, ahora mi mamá me mandó brócoli y coliflor cocida”, le dice mientras sostiene un pedazo en un tenedor.

-“¿Sí te gustan las verduras? Pensé que sólo comías chucherías”, le cuenta mientras él abre su propio tupper.

-“No, profe, a mí me encantan todas las verduras, amo los chayotes y como pollo, carne y el pescado cuando mi mamá le pone verduras y queso. Lo que me compra es sólo para ahorita porque llego a almorzar a casa de mi abuelita”, le cuenta con la boca medio llena de verdura.

-“Me da gusto que comas muy sano, mira yo traigo espinacas cocidas, ¿esas también te gustan?”, le pregunta con genuino interés.

-“Síiiiii, me gustan mucho, pero me irritan la piel si se me pegan en los cachetes”, le explica con inocencia el hecho de que el exceso de hierro hace que se le enrojezca todo lo que entre en contacto con una hojita de espinaca: labios, mejillas, nariz, manos. Es un tipo de reacción alérgica, pero sí las puede comer.

Terminaron por intercambiar verdura y el profesor se quedó satisfecho con la explicación de su alimentación. Obviamente Gore no le va a contar a detalle que ellos comen como en fonda: sopa, plato fuerte, fruta y postre + agua. Desde bebé a Gore la acostumbré a que comiera verduras y después frutas. Su pediatra nos dio ese tip y nos funcionó súper bien. Mi hija tampoco le puede decir a su profe que cuando llega a casa de mi señora madre, ella le da de almorzar lo que haya hecho y por la tarde le da lo que yo le mando. Ha comido crema de verduras, ensalada rusa, sopecitos con frijoles, milanesa, pollo frito con ajo, guarnición de chayotes, arroz, sopa aguada de codito con jamón y espinacas, consomé de pollo con haaartas verduras como ejotes, calabazas y zanahorias, y de vez en cuando le anda “robando” la verdura que le cuecen a Ximena... todo sin contar el melón o la sandía que se chutan entre los dos. Total que ambos comen muy bien.

Podré ser lo que ustedes quieran: enojona, gritona, estricta y odiosa con las mamás de los compañeritos de Gore, incluso habrá días que me canse de recoger la casa y dejar en el fregadero los trastes acumulados o de pasarme más de una hora tallando los calcetines sucios, podría ser que un sábado no tenga ganas de cocinar y quiera solucionar la “comida” con pizza (aaaahhh, pero acompañada con un plato de sopa), puedo yo andar bañada pero sin maquillarme o estar de fodonga un fin de semana en casa pero eso sí: darán las 2 de la mañana o me levanto a las 4:30 pero la comida de mis hijos está siempre lista.

Ya sólo batallo porque a Gore le gusten los champiñones, la única verdura que no come y con que Dany rompa su relación de amor-odio con los chícharos: un día los ama y al otro no los puede ver (que en este caso no lo culpo: a mí tampoco me gustan, jajaja). Pues nada, que era demasiado pedir que les encantaran tooooodas las verduras de este planeta.

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Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de Melodijolola.com

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