Itinerario de una mamá solitaria

Por: Faby Hdz-Perez

El padre de mis criaturas se los llevó todo el fin de semana. Las instrucciones habían sido claras: “paso por ellos el viernes y te los regreso el martes, yo los dejo en la escuela, por favor, sólo avisa que el lunes no irán. ¿Me ayudas a empacar 3 mudas de ropa y echar sus salvavidas?” “¡Genial!”, pensé, “se los va a llevar a algún balneario, por fin tendré tiempo para hacer miiiiiil cosas”… ¡Aaaaayyyy ajáaaaaaa!

Comienza la convivencia conmigo misma. Pocos trastes están ahí sucios y uno que otro juguete regado, ¡aaah!, porque eso sí: no dejé que mis duendes se fueran sin antes haber medio recogido su cuarto. Total, veré la tele.

comer y volver a dormir, no quitarme la pijama y moverme sólo lo necesario, es decir, poner los dedos en el control remoto. ¡Qué padre suena!


la serie de DON José José, la recomiendo.

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Sí A-CA-PUL-CO y no me dijo naaaaada. Admito que sentí un poco de envidia: ellos en la playita, coquitos, buen clima y yo sintiéndome como perrito perdido en mercado.

18:25 PM. Veo una película con mi madre y mi hermana. Me como a besos a mi sobrina. Sí, sigo pensando en ACAPULCO. Me consuelo con una hamburguesa y unas fresas con crema. Adiós dieta.

22:05 PM. Tomo un UBER, llego a casa y decido seguir con la serie. Medio capítulo después me duermo. Entre sueños escucho “mi niña cree en míiiiii y me siento tan humilde ante este amooooor”

Y ahora… ¿qué hago?

 

Me arrastro a mi cama con la esperanza de (ahora sí) dormir mucho.

08:12 AM. Despierto. Juro que escuché a Dany decir “mamáaaaaa”. Obvio no, ellos siguen en ACAPULCO.

10:32 AM. Me voy a desayunar. El buffet suena bien, veo a las familias convivir. Extraño a mis niños.

Me entretengo escogiendo las cebollas y un par de jitomates. Pienso en el menú semanal y compro lo necesario. Nota mental: no comprarle más a la güera de los chayotes: me cobró 5 pesos de más.

14:37 PM. Llego hasta morada del calor y cargando bolsas. No quiero salir. Una llamada de mi hermana y la promesa de más chilaquiles y tacos de suadero me animan. Voy de gorrona de nuevo.

 

 

16:24 PM. Cargo y beso y beso y beso a mi sobrina. Indago más sobre qué hacen mis hijos. “Mamáaaaaa, está bien bonito el hotel, me hicieron trencitas y nos subimos a la banana”, me cuenta Gore eufórica. Le pido que se diviertan mucho… sin mí. Snif.   

19:30 PM. Me voy y (como toda buena ama de casa) paso por la despensa, recorro pasillo por pasillo, echo las cosas al carrito mientras pienso: “Acapulco, se fueron a Acapulco a la de sin susto”.

Llego a casa, acomodo la despensa. Ya no hay nada qué hacer. ¿Tiraré una pelusa para barrerla? No, mejor me sigo viendo la serie. ¿Mencioné que los niños están en Acapulco?

Andar de mamá solita esta vez no me gustó. Me hubieran llevado a Acapulco (si su padre me invita a todos lados, ¡faltaba más!), allá se me hubiera olvidado que son un par de contestones, mal geniudos y chiquillos desesperantes… pero que amo con todo el corazón.

#HistoriasDeUnaMamáReal

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Aclaracion:

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