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¿Cómo se afronta un divorcio?

 ¿Cómo se afronta un divorcio? Foto: Pixabay

¿Cómo se afronta un divorcio? Foto: Pixabay

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Esa pregunta me la he hecho muchas veces y por ahí tengo una respuesta, pero sé que cada cabeza es un mundo y todos le damos la cara de manera distinta. Les cuento. El divorcio que más me ha marcado (aparte de mío, claro) es el de mi señora madre. Pasaron casi 16 años desde que mi padre se fue de casa y se hizo el desentendido, cuando regresó exigiendo un pago según él “simbólico” para poder darle el divorcio a mi mamá. Para empezar, a ella nunca le urgió, ella había quedado como dueña y señora absoluta de su casa, además de ser la única responsable de mantenernos a mi hermana y a mí, por lo que el divorcio ni le iba ni le venía.

Divorcio Foto: iStock

Cuando él se fue, yo tenía 19 años y estaba en tercer semestre de la universidad, mientras mi hermana acababa de salir de la carrera y estaba haciendo su tesis, así que los gastos fuertes apenas empezaban. Fui testigo de cómo mi mamá se la rifó para sacarnos adelante en trabajos donde la pasó muy mal, pero en los que aguantó estoica por nuestro bien. Muchos la criticaban por no dejarnos trabajar mientras estudiábamos, pero eso no le importó: ella quería que acabáramos la escuela y después lo que seguía. A nadie le pidió nada regalado, todo fue por su propio esfuerzo y con sus ganas infinitas de salir adelante.

Tuvo las agallas de mandar muy lejos a su propio hermano cuando el trabajo se hizo insoportable para ella y de agarrar al toro por los cuernos de decir “a ver qué hacemos, pero de hambre no nos morimos”, porque han de saber que mi padre dijo bye y fue bye para siempre… bueno, el “para siempre” fue monetariamente hablando hasta la fecha, pero se hizo el aparecido en el hospital al día siguiente de que nació Gore, con rosas en mano y con la desfachatez de saludar como si me hubiera visto un día antes y no 9 años después de abandonarnos. La consecuencia fue un coraje marca diablo para mi mamá, yo llorando y los comienzos de mi depresión.

Con mi hermana la historia ha sido distinta, no la volvió a ver hasta el día que se firmó el divorcio y que empezó con su absurda idea de que nosotras le pagáramos para que nos dejara la casa. Eso aún sigue en pleito y creo que ya quedó como que en nada porque nomás tuvo su libertad y otra vez desapareció. De vez en cuando mi aún marido le lleva a mis hijos “para que saluden a su abuelo” y aunque por un tiempo yo estuve de acuerdo, con esta trastada hacia mi madre, lo que menos quiero es verlo, pero eso merece una historia completa aparte. 

Alguna vez le pregunté a mi mamá cómo se sentía después de la separación y me dijo que con coraje, porque mi papá se desentendió de nosotras que, aunque prácticamente ya éramos adultas, nunca deja de hacerte falta un papá. Mi mamá nunca lo volvió a mencionar, le lloró un par de días y tan tan. Se dedicó a trabajar, a su casa y se acercó a la Iglesia donde hizo buenas amigas y encontró la paz que necesitaba. Al paso del tiempo, luego de estar mi hermana 6 años sin encontrar trabajo (hasta llegó a decir que tenía la prepa trunca y no la licenciatura con título) y yo 2 años en el desempleo, por fin encontramos chamba: ella en la Aduana donde lleva casi 12 años y yo en Notmusa donde duré casi 5 y de ahí di el salto a varios lugares más. 

Divorcio Foto: svgsilh

Por fin la recompensa

Nunca olvidaré el día que fuimos por primera vez a comprar la despensa y cuando oficialmente mi hermana y yo nos hicimos cargo de todos los gastos de la casa. Nuestra vida cambió y nos la pasamos chévere hasta el día de hoy. Mi mamá dejó de trabajar, por supuesto, y hoy nos ayuda muchísimo con los niños (que creo que es el trabajo más pesado), pero mi madre es muy feliz y sólo hace los corajes propios con los nietos guerrosos que le tocaron, pero dice “yo estoy disfrutando un tipo de amor y una recompensa con mis hijas que él nunca va a tener y eso se llama agradecimiento”. Toda la razón. Ella eligió dejar atrás el trago amargo y enfocarse en el presente. Para ella, mi padre no existe, así de simple. No estoy diciendo que no le haya dolido, por supuesto que le dolió fueron veintipico de años de casados que no se echan tan fácilmente a la basura, el punto es que ella no se dejó hundir en la depresión y eso se lo admiro.

Yo no la he pasado muy bien, es cierto, pero mi crisis fuerte la pasé hace 5 años cuando mi aún marido decidió irse de casa. En ese momento me vi sola y desamparada con Gore chiquita y me sentí a la deriva. Me deprimí tanto que no quería comer, no dormía, lloraba todo el tiempo y lo busqué (corrección: le rogué) para que regresara. Eso no solucionó nada. Tuvimos a Dany y las peleas regresaron hasta que hace dos años y medio nos separamos definitivamente. Desde esa fecha yo tengo claro que no vamos a volver y hasta hace no mucho fue que me decidí por fin a dar el paso definitivo del proceso legal.

Divorcio Foto: Pixabay

Cuando fui a ver a mi abogado y le firmé el convenio inicial lo hice con mis reservas. Hasta él me dijo que yo había sido la única demandante que se había tomado todo el tiempo del mundo en firmar, otras llegaban bien decididas y órale, la firma. Desde ese día lo he vivido con un poco más de tranquilidad, porque me he enfocado en mí y en mis hijos. Mi trabajo me ha hecho mucho el paro (sobre todo, mis jefes) y disfruto a mi mamá, a mi hermana y a mi sobrina. Por salud mental y por elección decidí llevar la fiesta en paz con mi casi ex por el bien de mis hijos: nunca le he prohibido que los vea y yo le sigo hablando normal, aunque él groseramente ni me pele. En mí no queda.

De un tiempo a esta parte decidí que ya no iba a permitir que me afectara más de lo que ya hizo hace un lustro. El insomnio aún lo tengo, pero ahora lo aprovecho en trabajar en mis freelance, en ver películas o series, en chismear con mi mejor amiga Aline o en aumentar mi colección de memes. Hoy sé que la mejor forma de afrontar un divorcio es sanar, es quererse uno mismo, es ser feliz y disfrutar la soledad. Yo he aprendido a quererme mucho y a estar muy feliz en mi casita con mis niños, en generarles una rutina, tener momentos para mí y en ser la mamá que ellos merecen, y no porque no me interese salir con alguien, pero hoy disfruto muchísimo esa libertad y hacer lo que se me paga mi real gana. 

Para cerrar esta etapa, ya sólo me falta el mero trámite de firmar un papel….    

Divorcio Foto: Pixabay

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Aclaracion:

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