“Amo a mi sobrina, ¡pero es muuuuy latosa!”

Por: Faby Hdz-Perez

Hay niños latosos y mi sobrina. No había conocido niña más guerrosa que ella y eso que la amo con todo mi ser. Les cuento. El sábado pasado me la dejó encargada mi hermana y yo feliz de poder estar con mi niña. Había llevado a mis hijos a desayunar y ahí nos encontramos. Me llevé a los tres chiquillos en el carro, llegamos a casa y desde ahí comenzó el show. Dany se quedó dormido y si lo despierto ¡arde Troya!, así que me las tuve que ingeniar para bajarlos.

Gore me ayudó con la mochila, la bolsa de la comida que sobró y a cuidar a Ximena mientras yo bajaba y armaba la carriola. Puse ahí a Xime, le colgamos las bolsas y yo cargué a Daniel. Ánimas que tenemos elevador, si no, no sé cómo le hubiera hecho. Gore se llevó empujando la carriola y ahí vamos con un buen de cosas a cuestas, llegamos al departamento, acomodé a Dany en su cuna y corrí a ver a mi bebé.

Su mamá me dejó la comida para darle, se la calenté y ahí estuve con mi sobrina hasta que se acabó todo más su fruta. Gore se entretuvo con la tele y Dany durmió su habitual siesta de casi dos horas. Hasta ahí todo bien, pero luego comenzó la guerra de Xime por bajarse a “caminar”, está en esa etapa en la que ni camina bien, ni se está en paz sentadita. Admito que me desesperé de andar tras ella con la espalda encorvada y cuidando que no se metiera en la boca lo que encontrara en el piso. No lo conseguí. En menos de dos segundos ya traía un frijol que se encontró tirado (con lo que quedó en entredicho mi buena habilidad para barrer). Alcancé a verla, se lo quité y ya todo bien.

. La saqué de ahí y otra vez a la sala. Gore seguía sin inmutarse. Siento a Xime en el sillón y comienza la guerra por bajarse de nuevo. Trato de entretenerla y la meto de nuevo a la carriola. Mi intención era tenerla ahí quietecita mientras yo lavaba los trastes. Eso hacía yo con mis hijos y se quedaban ahí. Cuando Dany estaba chiquito lo dejaba en la periquera mientras yo tallaba la ropa. Pero Ximena se levanta y en un par de ocasiones le ha dado un sustote a mi hermana porque ha estado a punto de caerse. Así que mi táctica no funcionó. En dos segundos ya tenía una pierna arriba y se había podido bajar al piso.

Hay que mencionar que estoy acostumbrada a mis hijos pero, en serio, que desde bebé Ximena ha sido muy demandante. “Leí que tiene las características de una babé de alta demanda, así se les llama”, me cuenta mi hermana. “Nada qué, en mis tiempos eran chamacos latosos y ya”, sentenció mi madre. Y sí, la verdad que los tres son exigentes, demandantes, guerrosos e inquietos, pero Xime se cuece aparte.

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La vida con tres ¿hijos?

Xime es de las que quieren que estén con ella siempre: no le gusta estar solita y se entretiene en el corral sólo si alguien está ahí en estado de contemplación.

: “No quiero qui la cargueeeeessssss”, me dijo en tono molesto, así que ahí estoy cargando a los dos. Xime le suelta un golpe en la cara, Dany llora y Gore ni nos pela viendo la tele. Le digo a Xime que no pegue y parece que le doy cuerda: vuelva a golpear a Daniel y estalla en risas. Dany le dice: “Befameeeee, no mi pegues” y se pone a llorar. Comienza el caos, Gore los manda callar y el otro llora más fuerte. Dejo a Xime en mis piernas y empiezo a sentir algo caliente que corre en mi muslo: ¡es pipí!

Admiro a las mamás de antes que aventaban hasta 10 chamacos, ¡yo con dos no puedo! Y eso que mis hijos ya son prácticamente más independientes.

: amo, amo, aaaamooooo cuidar a mi sobrina y ella me quiere mucho. Después de todo creo que no la trato tan mal…

 

 

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