Confesiones de mamá: La respuesta de la abuela

Hola, soy la mamá de Sofía. Leí sus confesiones y me encantó, porque se me hace súper útil intercambiar ideas de cómo educar a los hijos; pero claro, también leí la parte en la que dice que ella no puede controlar lo que ven en la TV cuando están en mi casa y aquí le va mi respuesta: 

Yo me llamo Elena soy la abuela de Martín, Elena y Luis, y aunque no me corresponde su educación, me interesa mucho el tema, pues me gusta pasar mucho tiempo con ellos y creo que los abuelos debemos respetar las reglas que tiene los nietos en su casa. Claro, con las debidas licencias a las que nos da derecho el ser abuelos; por ejemplo, en mi casa siempre hay paletas payaso lo cual en su casa ni de chiste.

Me parece maravilloso la manera de cómo manejan todos los gadgets: teléfonos, iPads, computadoras, etc. Pero no entiendo nada de lo que juegan y no sé cómo no acaban bizcos con los video juegos; a mí me marean. Lo peor del caso es que ellos se dan cuenta perfectamente que no entiendo, y me hacen cuentos chinos de que ese juego sí es para su edad, que ya lo han jugado con sus amigos, etc.

Al principio intenté sentarme con ellos y verlos jugar, pero además de que me aburría mucho, hasta dolor de cabeza me daba. Ahora he optado por proponerles juegos que ya casi no conocen los niños de hoy como las escondidillas y les encantan; sobre todo porque los dos mayores siempre me ganan.

Otro juego que les divierte mucho es la típica lotería, que se compra en el mercado y hacemos competencias de quién la canta mejor “ ellll borrachooo”, “laaa lunaaa”. Me preguntan mucho a qué jugaba su mamá cuando era chiquita y yo les conté que era muy buena para el avión. Con gis pintamos un avión en el garaje y usamos clips como prenda; ahora todo el día practican para ganarle a su mamá.

No me lo van a creer, pero las antiquísimas canicas que jugaron nuestros abuelos y probablemente nuestros bisabuelos les siguen divirtiendo mucho. Como verán la modernidad no es lo mío, y opté por recurrir a los juegos de toda la vida. Me encantó constatar que los niños no son distintos de lo que éramos  nosotros o sus papás, y me gusta pensar que cuando ellos sean papás podrán decirles a sus hijos a lo que jugaban con la abuela. 

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Si te perdiste la primera nota de "Confesiones de Mamá", aquí te la dejo.