Confesiones de mamá: Lo que aprendí de mi divorcio

Los primeros meses después de mi separación estaba fatal:  todo en la vida me parecía difícil y cansado. Los fines de semana que me tocaba quedarme con los niños me agobiaba de qué hacer con ellos y todo me parecía complicadísimo. Ir al cine sola con tres niños me parecía una aventura peligrosa. Y después, los fines de semana que no me tocaba estar con ellos me sentía profundamente sola y no sabía qué hacer con tanto tiempo.

Poco a poco me fui adaptando a mi nueva situación; empecé a sentirme mejor y, descubrí la gran recompensa del divorcio: un fin de semana con niños y… ¡otro para mí! Así es, tengo que aceptar que cada vez que tengo un fin de semana sin niños lo disfruto enormemente. Puedo dormir hasta la hora que quiera, me puedo pasar una tarde leyendo un libro o si se me antoja, ver un maratón de mi serie favorita. Puedo salir a comer con amigos y pasar todo el tiempo que quiera en la sobremesa, o irme de reventón sin ninguna culpa o remordimiento.

Pero la mejor parte es que, cuando me tocan los niños el fin de semana, los disfruto mucho más. Sé que no están todo el tiempo conmigo así que trato de organizar planes divertidos para los cuatro: disfruto ver las películas infantiles mientras los abrazo, o jugar futbol en el parque; todo esto es tan placentero porque sé que después llegara mi tiempo de descanso.

Todo esto me ha hecho pensar que las parejas deberían aprender algo de la gente divorciada: ser parte de una familia es increíble, pero también es agotador para todos. Así que deberían encontrar un esquema para que cada quien tenga tiempo libre. Por ejemplo; este fin de semana me toca a mí, el siguiente a ti, y después tenemos uno de toda la familia junta. Y, si de vez cuando, logran que los niños se queden con los abuelos y tienen un fin de semana solo de pareja, ¡No tienen idea como lo van a disfrutar!

¿Qué opinas de este arreglo para matrimonios con hijos? Escríbeme a sofiademama@gmail.com y cuéntamelo todo.