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Casa y oficina en el mismo lugar, ¿será esto para siempre?

Casa y oficina en el mismo lugar, ¿será esto para siempre? Foto: *iStock

Casa y oficina en el mismo lugar, ¿será esto para siempre? Foto: *iStock

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Por Alejandra Martínez Castillo
Especialista en Liderazgo y emociones
@ale.mcastillo

Vamos en la semana 24 desde que a muchos de nosotros nos pidieron que, durante un tiempo, trabajáramos desde casa. Había llegado desde oriente un virus que no dimensionábamos en cuanto a su impacto de salud, económico y emocional.

Al principio algunos lo tomamos como algo breve y temporal, sin mayor preocupación, otros entramos en pánico y algunos más creyeron que era estrategia de distracción; las reacciones fueron tan diversas. Hoy, semanas después, nos encontramos en un espacio que conocíamos como hogar, y que ahora se ha convertido en oficina, sala de juntas compartida, escuela, gimnasio, salón de clases, restaurante y, con algo de suerte, todavía nuestro espacio íntimo.

Además de nuestra forma de trabajar y comunicarnos, lo que más ha transformado esta época es nuestra intimidad y la división de la vida laboral, personal, de pareja y familiar, que aunque pueden ser parecidas, no lo son. La intimidad, nuestro tiempo con y para nosotros como individuos, se ha visto invadida por otros seres que, aunque amemos, no forman parte de dicho ecosistema, y ni qué decir de nuestro espacio profesional.

Si antes las distracciones eran por compañeros que platicaban muy alto o nos interrumpían continuamente para ver pendientes, hoy son porque algún miembro de la familia está en una llamada o en clase, porque ya se saturó el internet o porque se escucha la lavadora o la aspiradora. Lo que más se ha transformado, y quizá no nos habíamos dado cuenta, es nuestra intimidad; del mismo modo, los roles que antes tenían una definición de espacio y tiempo, hoy están todos revueltos. 

A mi me gusta comparar estas situaciones con cajones. Antes teníamos todo organizado de acuerdo con el cajón que habíamos creado para ello. Hoy, donde están los instrumentos de cocina, está la engrapadora, la copa de vino, el tapete de yoga y las crayolas de los niños. Me pregunto si alguien se lo había planteado así, y si verlo de esta manera nos ayude a administrarnos mejor. 

Es verdad que cambiar la situación como tal, no está en nuestras manos, pero la forma de navegarla sin duda está en el ámbito de nuestro control. Así que la invitación es separar los cajones. Yo no me considero dueña de la verdad ni me atrevería a decir que estas recomendaciones van a “salvar la vida” en esta contingencia, pero sí me parece una aproximación saludable para experimentar mayor bienestar, gestionar de manera más efectiva nuestras emociones y tener relaciones más saludables con nosotros mismos y con los demás. 

Aquí van algunos componentes que me parecen relevantes, checa cuáles te hacen sentido y crea tu propia fórmula:

Crea una agenda en familia (o con las personas con las que compartes el espacio), establece un orden en los tiempos de despertar, comer, ejercitar y dormir. Hay diversos estudios que muestran que el orden es un promotor de la felicidad.

Si es posible, no trabajes donde duermes, separa los espacios de foco, trabajo y tensión de aquellos donde descansas o duermes. Si no hay suficiente espacio en tu casa, intercambia con algún miembro de la familia o usen el comedor como una oficina compartida con reglas y estándares que todos puedan cumplir.

Encuentra espacios de intimidad para ti, pueden ser 15 minutos dos veces al día, salir a dar una vuelta a la manzana, el tiempo en el que te bañas, estar en silencio en el cuarto de atrás, hablar por teléfono con algún amigo, ver memes, etc. Asegúrate de que sea un tiempo para ti y que te dé la sensación de recarga.

Identifica tus emociones a lo largo del día, nómbralas y observa de dónde surgen y si son hechos, pensamientos, recuerdos o suposiciones a futuro. Después observa qué te dicen estas emociones, para poder atenderlas y no “pelearte con ellas”.

Elige deliberadamente conocer mejor a las personas con las que compartes el espacio, para poder hacerte cargo del impacto que tienes en ellas y que todas ellas tienen en ese lugar compartido.

Ríe, está comprobado que reír genera neurotransmisores que nos relajan y hacen que tengamos mejores respuestas a situaciones adversas.

Aprovecha para conocerte mejor, empieza a hacer prácticas que permitan descubrirte y construirte, ahora que el tiempo contigo se ha incrementado.

Si sientes que la situación te rebasa, busca ayuda profesional para poder crear un entorno de bienestar y prácticas más útiles.

Espero que estas recomendaciones te sean de utilidad y ayuden a “separar tus cajones” para sentirte más tranquilo.

Acerca de Alejandra Martínez Castillo

Ha colaborado con reconocidas empresas y organizaciones con presencia en México y a nivel global, entre las que destacan Petróleos Mexicanos, Sanofi México, Club Pachuca FC, Motorola de México, Papalote Museo del Niño, Faurecia, Sanofi Internacional, Universidad de Texas, entre otras.

Alejandra Martínez Castillo
 Coach de Liderazgo Generativo
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