¿Por qué se dice "ahorita” en México y qué significa?

Por: melodijolola.com

Los mexicanos respondemos a todo con un ahorita, esta palabra es mágica. Puede alargar el tiempo. A veces significa ahora mismo,  de inmediato,  pero también puede indicar más tarde, en unos minutos o nunca.

Para nosotros es normal, forma parte de nuestro vocabulario diario y la decimos casi de forma automática. Sin embargo, hace unos meses me visitó un amigo que estaba aprendiendo a hablar español y tuve que explicarle estas tres curiosas acepciones que, al parecer, solo se emplean así en nuestro país.

Como muchas otras palabras y diminutivos que decimos en México, el ahorita no está definido en el Diccionario de la Real Academia. El ahora sí lo está y es el tiempo actual, en este momento. Pero ahorita y ahoritita en México tiene significados variables.


Por ejemplo:

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Un marchante a su clienta:
- Ahorita la atiendo, señora (Sirve de inmediato el pedido).

Un oficinista avisa que está atrasado para una junta:
- Ahorita llego. (Entre cinco y diez minutos)

Un esposo le dice a su mujer que está con amigos.
- Ahorita voy a la casa (Pueden pasar horas).

Una hermana responde irónica a su hermano:
- Sí, ahorita, levanto tu ropa, espérame sentado.  (Nunca)

Una persona le dice a un vendedor:
- Ahorita. (Nunca)

Una mamá le dice enojada a su hijo que contesta ahorita y no se para:

- Ahorita es ahorita (De inmediato. Y, si tiene chancla en mano, será mejor que no demore en hacerlo)

 

A los extranjeros que, no está acostumbrados a tantos matices, esto les resulta desconcertante.  La lexicógrafa española, Laura García, lo define como futuro inconcreto. “Es un sí lo haré, pero no te aseguro en cuánto tiempo”, explicó al sitio Verne.

Pero de dónde surge, por qué lo decimos

El origen del ahorita es el mismo que muchos otros diminutivos que usamos los Latinoamericanos y los mexicanos, en particular.

El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Ignacio Dávila Garibay, explica que es influencia del Náhuatl.

Tras la conquista, convertir las palabras de origen español al diminutivo las hacía menos obligatorias y más tratables.

En principio, hay que entender que la fonética del Náhuatl era suave y delgada, así que, al hacer “chiquitas” las palabras, les quitaban el tono duro y golpeado.

Por otro lado, los dimitutivos también servían para que no fueran órdenes necesariamente. Es decir, le daban un matiz amigable, como de sugerencia o consejo (que siempre podía ser desoído), en vez de algo impuesto.

Usar adverbios indefinidos como el ahorita fue una manera de “domesticar el lenguaje” e incluso de desobedecerlo. Decir ahorita es prometer que se hará la tarea pero “sabrá Dios cuándo”.  

En este sentido, Pablo Fernández Christlieb, psicólogo social de la UNAM explicó al sitio Verne. “Frente al jefe o patrón, uno nunca dice que no hace las cosas sino que las va a hacer ahorita. No se enfrenta. Dar largas diciendo que sí y no haciéndolo, también es una manera de enfrentarse, lo cual me parece francamente bonito”, dice el experto.

En muchas partes de Latinoamérica compartimos el uso de la palabra ahorita, pero solo en México es evidente el uso en sus tres vertientes. ¡Wow!

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