Los Reyes Magos en México: ¿Es bueno que los niños crean o no en la magia?

Cada 5 de enero, los hogares mexicanos se sumergen en la magia de una de las tradiciones más arraigadas: la llegada de los Reyes Magos. Mientras los niños se acuestan con la expectativa de descubrir regalos bajo el árbol de Navidad, los Reyes Magos recorren silenciosamente las casas, dejando obsequios para toda la familia.

Esta celebración, llena de emociones y alegría, plantea una pregunta recurrente para los padres: ¿es beneficioso fomentar el pensamiento mágico relacionado con los Reyes Magos en los niños? En Me Lo Dijo Lola vamos a explorar esta cuestión, tomando en cuenta la perspectiva de los especialistas en psicología infantil.

¿Cuántas tradiciones fomentamos a los niños?

Adentrarse en la credibilidad de los niños y su conexión con figuras mágicas, tales como los Reyes Magos, Santa Claus o el ratón Pérez, nos invita a reflexionar sobre la capacidad infantil para aceptar estas narrativas como verdaderas. ¿Son los niños tan crédulos como se presume comúnmente? ¿Recae sobre los adultos la responsabilidad de fomentar y mantener estas creencias? Además, surge la interrogante sobre si existe algún perjuicio en que los niños abracen con fervor la realidad de seres de fantasía.

¿Qué dicen los estudios acerca de esta creencia?

Un estudio realizado en 2004 en una guardería universitaria introdujo a niños preescolares en la narrativa de la "Bruja de los Dulces". Se les contó la historia de una bruja que convertía los dulces de Halloween en juguetes si los niños resistían la tentación de comerlos. Este estudio reveló que la participación de los padres fortalecía la creencia de los niños en la existencia de la bruja, especialmente entre aquellos de mayor edad.

La visita de los Reyes Magos en México sigue un patrón similar. Los niños participan activamente en rituales, como dejar agua para los camellos y dulces para los reyes, mientras los padres desempeñan un papel crucial en toda la escenificación. Al igual que con la bruja en el estudio, los padres refuerzan la creencia de los niños en estas figuras mágicas, siendo la confianza de los pequeños influenciada por la intervención de los adultos.

¿Es perjudicial fomentar el pensamiento mágico?

Para abordar esta pregunta, existen dos estudios sobre Santa Claus realizados en 1896 y 1979. Ambos estudios, con la participación de 1500 niños, entre siete y 13 años, fueron revisados por la Universidad de Montreal en 2008.

Los resultados mostraron que solo un pequeño porcentaje de niños se sintió traicionado al descubrir la realidad sobre Papá Noel, demostrando que la mayoría asumió esta transición de manera natural.

A lo largo del tiempo, el motivo principal para los padres de conservar estas tradiciones ha sido la felicidad de los niños. En el siglo XIX, el 54% de los padres mencionaron la felicidad como razón, y para 1979, esta cifra había aumentado al 73%. Esto sugiere que los padres, a lo largo de las generaciones, han priorizado la alegría y la ilusión de sus hijos al mantener viva la magia de estas figuras míticas.

Desde la perspectiva de la psicología infantil, estimular la fantasía en los niños no es perjudicial. Expertos como Elena Merenda y Nikki Martyn, del Programa de Estudios de la Primera Infancia de la Universidad de Guelph-Humber, sostienen que la fantasía es una parte saludable del desarrollo infantil. Este tipo de pensamiento mágico no se convierte en un problema si se maneja con sensibilidad y equilibrio.

¿Cómo se vive esta tradición en México?

Los niños mexicanos viven la llegada de los Reyes Magos con emoción y felicidad. Este tipo de fantasías desempeña un papel crucial en el desarrollo de los pequeños hasta los siete u ocho años. Más allá de cierta edad, los niños pueden comprender el propósito de estas narrativas y disfrutar participando como cómplices en la creación de la magia para sus hermanos y primos más pequeños.

En este sentido, los padres pueden permitir que los niños disfruten de la magia de la infancia mientras cultivan gradualmente un pensamiento crítico. Celebrar la imaginación y la creatividad, al mismo tiempo que se guía a los niños hacia una comprensión más profunda de la realidad, puede contribuir a un desarrollo cognitivo saludable. La clave radica en permitir que los niños sean niños, preservando una época de imaginación y juegos esenciales para su crecimiento y desarrollo integral.

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