Carta a mi abuela que pronto dejará este mundo

Abuelita:

No sabes el gusto que me da que sigas entre nosotros, tus 100 años han valido cada segundo para brindarnos tus enseñanzas de vida y amor.

Sé que no he podido visitarte con frecuencia como antes, pero la situación se pone difícil y toda la familia está temerosa de que por nuestra culpa te pase algo más grave; aunque confieso que me lamentaría pensar en la idea de que la última vez que te vi, haya sido la última vez. 

Pero no quito el dedo del renglón y mientras tanto me quedo con todos los recuerdos lindos que nos has dado.

No puedo olvidar aquellos días en los que cada domingo te visitábamos. Mi hermana y yo éramos muy pequeñas y nos encantaba pensar que eras nuestra heroína con todas esas historias de cuando jugabas básquetbol en la escuela y eras algo 'rebelde' porque tu mamá era muy estricta. Creo que eso fue lo que te dejó ese espíritu libre y aventurero. 

Y qué decir de aquellas tardes cuando me sentaba a tu lado y platicábamos horas y horas viendo tus fotos antigüas. Me encantaba escuchar tus historias de infancia y adolescencia, hasta me acuerdo que me confesaste uno que otro secreto que casi nadie en la familia sabía. Amé esa complicidad de abuela y nieta.

Hablándo de complicidad, era muy divertido cuando a todos los nietos nos dabas nuestro 'domingo' de forma secreta para que nuestros papás no se enteraran. Era genial recibir monedas para comprar dulces sin que ellos se enteraran.

Quizá uno de mis momentos favoritos contigo siempre fue verte y escucharte cantar. ¡Cómo amabas cantar! Por ti descubrí que las letras en los boleros muestran a esos amores intensos y verdaderos que ya casi no existen. Y es justo con esas canciones hermosas con las que siempre te recordaré.

 Te admiro muchísimo, creo que la razón por la que a tus 100 años sigues en este mundo es debido a las ganas que tienes de vivir y a tu forma de haber vivido cada instante. Claro que existieron altibajos, pero esos son los que te hicieron una mujer fuerte y poderosa.

Recuerdo mucho que hace poco aún nos sorprendía tu capacidad para recordar los números de teléfono de todos nosotros, así como el no olvidar las horas para tomar tus medicinas. Pensaba wow, es muy independiente y fuerte. 

Desafortunadamente, ya no logras recordar gran parte de lo que fuiste e hiciste, pero para eso estamos tus nietos, para recordar lo grandiosa que fuiste en vida...

¡Te amamos! Y aprovecharemos cada instante contigo hasta el fin de tus días.

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