La maravilla de viajar solo

Imagínate llegar a una ciudad nunca antes visitada. Bajarte del avión y dirigirte hacia el hotel, llegar, instalarte y salir a caminar. Todo sin ningún acompañante ni alguien con quién compartir las impresiones. ¿Te parece triste o divertido? Muchas personas consideran triste o incluso patético el viajar solo, pero en realidad tiene numerosas ventajas. Aquí te damos siete razones por las cuales todos deberíamos hacer al menos una vez en la vida, un viaje solos.

Porque conocerás a personas increíbles. El viajar solo nos enfrenta con una gran cantidad de situaciones que nadie más va a resolver por nosotros más que nosotros mismos. Por ello nos veremos obligados a conversar con extraños, a confiar más en ellos y al final a seguramente conocer personas increíbles que marcarán nuestra vida.

Porque conocerás la maravillosa sensación de ser libre. No habrá nadie que te obligue a visitar ruinas que no te interesaban o que te despierte con sus ronquidos por la noche. Nadie que te haga esperar horas en el lobby por su impuntualidad o ir a comer a un lugar que no se te antoja. No tendrás que negociar con nadie ni establecer horarios y reglas, tú serás dueño absoluto de tu tiempo y decisiones, tú llevarás el control de las riendas de tu viaje por completo, lo cual nos lleva al siguiente punto…

Al viajar solo te enfrentarás a tus mayores miedos e inseguridades. Desde no hablar el idioma del lugar que visitas, hasta la probabilidad de sufrir un incidente o robo. Ordenar comida en un restaurante sin tener idea de lo que van a servir (porque no entendiste el menú) hasta salir a un bar solo y conocer quizá a más personas que viajen como tú. Enfrentar la imperiosa necesidad de hablar con más gente (especialmente si eres una persona tímida) hasta desarrollar una enorme capacidad por resolver problemas de forma rápida y sin mucho alboroto.

Encontrar el amor. No son pocas las historias de quienes han emprendido aventuras en solitario que han terminado en grandes historias de amor. Cuando se viaja solo se conoce a una enorme cantidad de personas y nadie podría garantizarnos que entre ellas no se encuentre alguien que pueda capturar nuestra atención y robarnos el corazón.

Tener una oportunidad para comenzar de nuevo. Quizá las cosas no siempre salen como lo deseamos. Tal vez este viaje sea un gran momento para evaluar nuestras vidas y tomar decisiones importantes sobre nuestro futuro. Al estar solos por grandes periodos de tiempo nos encontramos en silencio y ello favorece la meditación y análisis de nuestras vidas

Encontrar el momento para liberarse. Viajar solo ofrece un sin número de ventajas, entre ellas el encontrar un espacio perfecto para encontrarse, liberarse y decidir qué es lo que realmente queremos ser. No hay conocidos, no hay vecinos chismosos ni hermanos incómodos. Al viajar solo podemos probar y jugar a tener otras personalidades, podemos revelar quienes realmente somos y al final, decidir qué hacer con todo lo nuevo.

Finalmente podemos envalentonarnos y dejar todo atrás. Viajar solo es la oportunidad ideal para desconectarse del mundo, aunque sea temporalmente y olvidar revisar el correo, los mensajes de texto o el Facebook. Considéralo como una especie de retiro que nos ayudará a eliminar todo ese ruido exterior para escucharnos a nosotros mismos. Los períodos más creativos y productivos en nuestras vidas son aquellos en los cuales logramos generar esa desconexión del mundo, liberando nuestro estrés y nuestra ansiedad y entregándonos al momento. ¿No te parece tentador?

¿Todavía no estás listo después de leer esto? Nosotros estamos con maleta en mano, listos para zarpar, cada quien por su lado, a descubrir qué hay allá afuera, pero mucho más importante, qué hay dentro de cada uno. ¡Buen viaje!

Vía Fundación UNAM 

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