Saltar al contenido principal | Saltar A búsqueda | Alto Contraste

Nuestros niños y el nuevo mundo

Aprende a escuchar a tus hijos

iStock

De amiga a amiga, los tips más selectos directo en tu correo.

Al hacer click en Suscríbete elegirás el contenido que quieras recibir en tu correo y quedarás suscrito a nuestro boletín el cual podrás cancelar en cualquier momento; no olvides revisar tu carpeta de Spam.

Cuando tenía alrededor de ocho o nueve años vivía cerca del mar. Acapulco fue un lugar en donde empecé a tener un poco de conciencia de cómo funcionaba el mundo, mi infancia la recuerdo como linda y divertida, aunque vivimos épocas en el puerto que fueron complejas en cuestión de seguridad.

Como niño, aunque no sepas qué está pasando, sientes y alcanzas a percibir ciertas cosas, pero es dífícil expresarlo.

Yo siempre fui una niña inquieta y mis amigos me recuerdan extrovertida y segura, pero también sumamente nerviosa.

Siempre estaba temblando, mi cuerpo así funcionaba y cualquier situación de injusticia me afectaba mucho, una vez recuerdo haber visto a una pareja discutiendo en el carro de atrás, vi cómo él le levantó la mano a la mujer y por distraerse terminó estampándose en nuestro carro, esa situación me dejó ansiosa muchos días, y mi forma de drenar esas emociones era bailando y con mi cobija segura que fue un regalo de mi abuela, dormía con ella y pasaba mucho tiempo, mientras no estaba en la escuela, oliendo mi cobija.

Recuerdo que particularmente después de un suceso violento me aferraba a ella tanto que si la llegaba a perder, era como si yo me perdíera en el mundo.

Veíamos poca tele, jugábamos mucho a que éramos las Flans durante las tardes cantando y bailando, pasábamos mucho tiempo en el mar y la alberca, pero mi vida, aún así, acarreó para mi adultez ciertas complejidades que me han hecho ser una mujer nerviosa y muy sensible de mi entorno.

He aprendido a que el entorno no me afecte negativamente, con trabajo y apoyo, pero hay cosas inevitables.

Ayer fuimos al mercado, es una de mis costumbres familiares que, aunque a veces no se disfrutan como se quiere precisamente por el nivel de violencia en el que estamos sumergidos, nos ayuda a entender mucho el contexto de nuestra comunidad, su gente y a ser empáticos.

Sin percatarnos de la situación, pasamos por encima de un charco de sangre, porque minutos antes, desafortunadamente, había acontecido un triste suceso donde al parecer alguien había muerto.

 

Pasos más adelante me di cuenta de que lo que pisamos era sangre y casi me desmayo, pero tuve que fingir que todo estaba bien y mantenerme tranquila para no alarmar a mi hijo.

 

La gente estaba inquieta y se escuchaban comentarios, mismos que Rocco alcanzó a oir y se percató de algo, “Mamá, ¿qué pasa?, ¿alguien murió?”, a lo que le respondí sin pensar, “no lo sé, mi amor, creo que algo grave pasó, vamos a caminar para que la gente que necesita resolver la situación lo haga, todo va a estar bien”, pero mientras tanto no encontraba la forma de mantenerlo tranquilo, noté cómo su mano empezó a sudar y él se puso inquieto, esto se sumó a que por error o una imprudencia, recibió una noticia que no era necesaria que él recibiera de la caída de un avión. Eso le ha causado ansiedad y eso se refleja en él de ciertas formas nada positivas, pero es el mundo que hay que lidiar y en eso estamos.

Me pongo reflexiva y pienso, cuando yo era niña nunca sentí que me sobreprotegieran, pero mis papás y sobre todo mi papá era muy cauteloso con la información que recibíamos mis hermanos y yo de acuerdo a nuestra edad, y se lo agradezco en el alma, pero eso fue hace muchos años.

Con la rapidez y violencia con la que vivimos, nuestros niños están bombardeados de tantos estímulos que si a un adulto eso le causa estrés, ansiedad e inseguridad, es importante pensar en ellos. Sí, ya no es lo de antes, y no hablo con nostalgía, es un imperativo, por esa misma razón hay que cuidarlos y protegerlos.

Debatía hace unos meses con uno de mis grandes amigos sobre este tema y él decía “los niños tienen que saber cómo está el mundo, no hay que aislarlos”, pero creo que nuestra responsabilidad como padres es guiarlos y acompañarlos en este proceso de comprensión y es clave la edad y su nivel de desarrollo, y eso es un chambal que hay que asumir, porque la señora tableta o el señor televisor no tienen la capacidad de hacerlo y por el contrario, sí pueden impactar negativamente a los nuestros.

Seamos cautos, seamos amables, seamos perceptivos, acompáñalos y escúchalos, #elllosloagradecerán

 

Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de Melodijolola.com

Votar por este artículo 0 loves
   
 
Eliminando...