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Mamitas: ¡NO ESTORBEN EN LA PUERTA!

Mamitas: ¡NO ESTORBEN EN LA PUERTA!

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¿Hay algún motivo en particular por el que las mamás se queden a ESTORBAR en la entrada de la escuela? ¿Acaso piensan estar en guardia hasta que el chiquillo salga? ¿Existen madres que de verdad NO tengan nada qué hacer? Esas incógnitas me pasan por la cabeza cada vez que voy a dejar a Gore a la escuela. Ya he mencionado que a las 8 en punto se cierra la puerta y no hay poder humano que la vuelva a abrir, así que ¿por qué se quedan?

La semana pasada llegamos con el tiempo justo porque los señoritos (entiéndase: mis hijos) no me hacían caso: no se tomaban la leche rápido y se me fueron casi 10 minutos en tratar de peinar con decencia a mi hija. Total que llegué a dejar a Dany (más bien dicho, a aventarlo del carro, jajaja) en el kínder y córrele con Goretti. Eran las 7:56 cuando estábamos a tres cuadras que nos tenemos que chutar a pie. Todavía le compré su desayuno y pegamos la carrera. Justo a tres metros de la entrada y con el reloj en 7:58 un grupo de 6-8 señoras estaban obstruyendo el paso.

De por sí yo venía que me llevaba el tren por el tránsito del demonio (más pesado de lo usual) + lo sucedido con mis hijos + no encontrar dónde estacionarme + el reloj implacable y encima me encuentro a estas señoras estorbando, pues ooooobviamenteeee exploté. Gore no podía pasar, yo menos y había otros 4 niños que tampoco podían meterse entre tanta gente. Con toda la intención y la voz súper fuerte les dije: “Señoras, ¡¡¡QUÍ-TEN-SE!!! ¿Qué no ven que ESTORBAN?” Una, sólo UNA de ellas hizo el amago de quitarse, las demás ni se inmutaron.

Mi coraje fue creciendo directamente proporcional a la indiferencia que mostraron. Así que me valió cuerno: con la mochila de rueditas me pasé entre ellas mientras Gore medio les sacaba la vuelta. “Aaaaayyyyyy, fíjeseeeeee”, me dijo la mujer enfundada en el ya habitual uniforme de mamáfodongasinquehacer: pantalón de franela, chanclas, playera de The Ramones, chamarra pachona, los ojos escurridos de rímel, ojerotas y chongo mal hecho. “Pues yo les dije que ESTORBAN, si ya entró su niño, QUÍTENSE DE LA PUERTA”, le contesté (bueno, le grité) y me enfilé al zaguán que ya casi cerraba. Le entregué la mochila a Gore, le di un beso apurado y les hice canchita a los otros peques para que pudieran entrar.

Curioso sistema… que no se respeta   

Justo Gore entró, pasaron los otros niños y cerraron la puerta. Dos niñas ya no alcanzaron a pasar porque se toparon con ese grupito que nomás no se movió. Ya iba yo de regreso al coche cuando la fulana (creo que la líder) se planta en pleno paso y dice en voz alta: “Si estamos aquí es porque tenemos junta, ¿uno qué culpa tiene de que se les haga tarde?”, expresa orgullosa mientras se envuelve en su chamarra y menea la cabeza como si trajera un chongo de gajos. Le doy la razón, no deberíamos llegar corriendo ni mucho menos, pero si tienen junta ¿por qué no se aplatanan en otro lado? Sí tienen la culpa de estar ahí a la mitad de la banqueta. Pasé a su lado y fingí no escucharla, otra señora (de las que también iban corriendo) me dice: “Deberían irse para enfrente si de verdad tienen junta, todo mundo sabe eso”. Me quedé con la duda, pero pronto se disiparía. Les platico.  

En la escuela hay un sistema curioso del que yo no tenía ni idea: cuando un maestro cita a junta, nos ponen una hora específica, es decir la junta es a las 8:10, 9:15 u 11:40 según sea el grado. Por lo general a mí me tocan a las 8:10, pero en mis tiempos mi señora madre entraba conmigo y sin bronca. Aquí no, aquí debemos esperar nuestro turno afuera hasta que el propio profesor salga por los papás de su grupo. Aaahhhh, pero el director (que sieeeeempre está en la entrada y vigila que el zaguán se cierre a la hora que debe), NO deja que las mamás se coloquen en la entrada, sino que las manda a la banqueta de enfrente.

¿Las señoras hacen caso? ¡Obvio no! Todas se arremolinan en la puerta y no dejan que los pequeños que vienen corre y corre (que no deberían, pero bueno) no alcancen a entrar. Con esta información, me preparé para la última junta que tuve: salimos de casa con el tiempo suficiente para dejar a Dany, comprar con tranquilidad el desayuno de mi Gore y todavía nos sobraron 10 minutos en los que aproveché a acomodar el coche más cerca. Yo hice perfecto caso a las indicaciones que me había comentado la señora: dejé que entrara mi hija y me atravesé con el grupito de mamás de 2do. B. Dieron las 8 en punto y el director cerró. Pasaron 5 minutos, pero nada que se dispersaban las mamás metiches.  

Desde ahí divisé a la fulana de la vez anterior: sus cabellos ahora revueltos pero el mismo pantaloncito de franela medio percudido me hicieron recordarla. Las 8:08 y ya se empezaba a despejar el área, pero las de ese grupito de 6-8 mamás seguían ahí arranadas en el mismo lugar que la vez pasada. Platicaban tan amenamente que pensé que estaban debatiendo sobre la solución de la hambruna mundial o sobre la cura contra el cáncer. Todo el mundo se fue menos ellas y los que estábamos en la banqueta de enfrente.

En eso salió el profesor de Gore y nos llamó desde el zaguán: “Papás de 2do. B, por favor pasen”. Una mamá tomó la iniciativa y con mucho orden nos atravesamos para entrar a la escuela. Al pasar a su lado, la dama del pantalón mugroso le decía a otra “no, si ya le dije a mi suegra que conmigo no se meta, yo veo si hago mis cosas o no, ¿cómo ves? ¡Se enoja la vieja porque me quedo a esperar a Yandelsito! ¡Qué le importa, inche vieja!” ¿Pues no que tenía junta? Pensé en decirle eso, pero seguramente no se acordaba de mí. Entré, nos dieron evaluaciones, solucioné lo del mentado libro de colorear de Gore (ese del que les hablé la semana pasada) y salí corriendo para ir al banco. ¿A quién creen que me encontré muuuuuy a gusto en el mismo sitio, pero ahora con un atolito en la mano? Sí, a la mamáfondongadepantalónpercudido de Yandelsito con su séquito de mamás que tampoco tienen nada qué hacer. Sólo me quedé con la tentación de saber si sus suegras ya no se meten en sus vidas tan ocupadas…    

 

Aclaracion:

El contenido mostrado es responsabilidad del autor y refleja su punto de vista, mas no la ideología de Melodijolola.com

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