Estoy cursando de nuevo la primaria… ¡y el kínder!

Sí, a mis años es real. Les cuento. El lunes pasado a Gore le pidieron hacer para hoy un álbum de especies animales. Pensé que sería algo muy sencillo y al nivel de una pequeña de 7 años, pero ¡no!, el profesor pidió 5 animales terrestres, 5 acuáticos y 5 aéreos, además de 3 datos interesantes que fueran únicos de cada uno. Es obvio que un pequeño de esa edad no sabrá investigar acerca de los animales ni en internet ni en un libro, mucho menos ir a la papelería solos por una triste monografía (como hacía yo en mis tiempos). Así que me tocó buscar cada uno de los 15 animalitos e imprimirlos. Aparte de eso, era hacer la tapa con cartulina o cartoncillo.

Llegué a casa con la encomienda y, por supuesto que yo no lo hice todo: le dejé el espacio suficiente para que, a manera de lista, Gore le pusiera el nombre del animalito en cuestión y los tres datos interesantes. Hizo a mano sus entreportadas y le fui dictando cada dato que encontramos. De algunos no decía mucho y de otros había para escribir una Enciclopedia. Total que una hora y media después, Gore con los ojos bien rojos por el sueño y yo ya fastidiada porque no encontré muchos datos sobre las dichosas llamas, el álbum quedó listo.

Me gustó tanto que le saqué fotos y sentí como si hubiera sido un trabajo mío. Quedó muy muy bien y me dijo Gore que fue la única que lo hizo tal como lo pidió el maestro. También le han pedido que exponga sobre su animal favorito (la tortuga) y que anotara 3 características notables. Me encanta el método de trabajo del profesor, a pesar de que por sí misma Goretti no puede buscar la información que le piden, eso nos ha ayudado a compartir más tiempo juntas (aunque sea para hacer tarea ¬¬’) y, de pasada, recuerdo mis años mozos en la primaria.

Digamos que la estoy “recursando”: ya vimos sumas y restas con dos números, pensamiento lógico, dictado de palabras bilabiales, conocimiento y exploración del medio (a través de la investigación que ya les conté) y redactar los ejercicios de cada semana para la clase de Educación Física. Gore me ha regresado a mi niñez y, aunque es muy pequeña, ya le estoy enseñando las reglas de ortografía y los signos de puntuación. De hecho, ella fue la que dio la respuesta correcta cuando el maestro les preguntó que cómo se llamaban esos signos. ¡Ya espero el día en que le diga que la “rayita” de la “ñ” se llama virgulilla! Jejeje.

La verdad a mí me gusta cómo están trabajando en su clase, pero, por lo leído en el grupo de WhatsApp no todas concuerdan con esta metodología, ya que no todas comprendieron la tarea que dejaron ayer:

Mamita de Brianda Guadalupe:

algien sabe zi el kuento lo tenemos k vajar de internet o ez de la pajina del libro? Pork no les dise el kuento k kiere y ya?

Mamita de Iker Alfonso:

Supongo que es un resumen, yo ya lo tengo de internet

Mamita de Érika Yoali:

Lo tienen que llebar mañana?

Mamita de Paula Goretti:

No, mamitas, el cuento es inventado por los niños sobre un conejo y sí, es para mañana (además del álbum). Saludos!!!

Después de eso ya no vi más mensajes hasta dos horas después, sólo para encontrarme con que no habían entendido ni jota de lo pedido y ya hasta se habían puesto de acuerdo 5 mamás para que sus hijos llevaran el mismo cuento. Aparte, “el maestro nunca dijo que era para mañana, mejor lo mandamos el viernes”. No bueno, ya ni respondí nada, por eso no me sorprendió cuando Gore me contó que ella fue la única que sí llevó al pie de la letra lo pedido por el profe Jorge.

Si bien puede parecer tedioso o hasta pesado hacer tarea con los críos, últimamente lo he disfrutado mucho y guío a Gore para que sea lo mejor hechecita posible con sus cosas. De por sí es metódica, pero la flojera propia por no hacer su tarea es el obstáculo principal, así que la reto a que lo haga de la manera más creativa posible y le digo que estoy ahí para supervisarla, mas no para hacerlo por ella. Gore empieza ya a mostrar interés por la hora de la tarea, incluso cuando le llamo a casa de mi señora madre después de clases, ella solita me dice lo que tiene que hacer por sí misma y en lo que le tengo que ayudar. Así, al llegar, ya sé que es lo que me toca hacer con ella.

Me está gustando hacer ese repasón a la primaria… cosa que no puedo decir con el kínder. Sí, también he regresado a iluminar, rellenar y guiar la pequeña manita de Daniel para que vaya “soltando la muñeca” como explicó su maestra y pueda hacer mejores trazos, sólo que me desespera repasar una y otra vez los mismos números y rayitas, pero Dany lo hace estupendo. Caso contrario a Gore, él corre a la primera por su cuaderno y sus crayolas, pide mi ayuda para que le diga lo que tiene que hacer “porque yio no sie leer, ¿verda mama?” No, no sabe, pero ya distingue cuál es la D mayúscula y las letras restantes (en minúscula) de su nombre, además de reconocer todos los números del 1 al 10 a la perfección. Pues nada, que a mis 35 años he regresado al kínder y la primaria de la mano de los mejores maestros…

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