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Carta de una mamá que perdió a su hijo por la depresión

La mujer suplica que la muerte de su hijo Rodrigo a causa de la depresión no sea en vano y de alguna forma su historia sirva como ejemplo para otros jóvenes con problemas de depresión. Foto: Pixabay

La mujer suplica que la muerte de su hijo Rodrigo a causa de la depresión no sea en vano y de alguna forma su historia sirva como ejemplo para otros jóvenes con problemas de depresión. Foto: Pixabay

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La muerte de un hijo es un hecho tan doloroso que ni siquiera tiene nombre. Esta mamá escribió una carta desgarradora en la que cuenta cómo la depresión fue la culpable de que perdiera a su hijo. Más allá de la tristeza que se percibe al leer estas líneas, me parece que es un acto de empatía, pues busca que otras mamás estemos alertas en la salud mental de nuestros hijos. 

Perdió a su hijo a causa de la depresión

Las consecuencias que tiene la depresión son devastadoras, no solo para las personas que la padecen sino también para su familia y el entorno cercano.

En redes sociales comenzó a circular la carta de una madre quien vio morir a su hijo de 14 años consumido por la depresión; las desgarradoras palabras que escribe la mujer conmovieron a más de uno en redes sociales.

Mi hijo Rodrigo, mi queridísimo hijo de 14 años, no pudo soportarlo más y se quitó la vida’, dice una de las primeras líneas de la carta.

Esta historia ocurrió en España y fue posteada por la usuaria de Twitter Irene Pujol quien es hermana de Rodrigo y como parte del proceso de sanación espiritual de su mamá, decidió publicar la carta.

La historia de Rodrigo contra la depresión

Irene cuenta que hace aproximadamente nueve meses le diagnosticaron a su hermano Rodrigo una fuerte depresión que lo mantendría sumido en una inmensa tristeza.

La mujer reflexiona que la depresión en Rodrigo no era algo nuevo, incluso confiesa que debieron llevarlo con un psiquiatra desde hace años.

Sin embargo, no fue hasta que los síntomas se hicieron tan evidentes como para no poder negarlos que acudieron por ayuda.

Rodrigo era inteligente, sarcástico, bondadoso, guapo. Le encantaban los animales y estaba muy comprometido con el cuidado del planeta y el respeto a todo tipo de personas’, comenta la mamá de Rodrigo.

Hemos sido víctimas de la desinformación, la estigmatización y la infravaloración de la salud mental’, comenta la mujer.

Y en parte es cierto, cuando a una persona le duele algo físico acude con el médico a solucionar el problema, pero cuando el malestar está más allá de lo que podemos ver y tocar nos puede ser complicado entenderlo y aceptarlo.

Estadísticamente la salud mental es algo que deja pasar y todavía en algunas comunidades acudir con un psicólogo es sinónimo de locura, algo totalmente falso y que debe terminar.

La depresión es una enfermedad cruel e invisble (y super extendida) de la que no se habla lo suficiente’, aseguran.

Un día cuando Rodrigo tenía 5 o 6 años, le dije que si cuando nació me hubieran dado a elegir entre todos los niños del mundo, yo no habría parado de buscar hasta encontrarle a él, porque le quería tal como era. Hoy, sabiendo lo que sé, también buscaría hasta encontrarle. Porque, ante todo, soy la orgullosa madre de Irene, Laura y, en estos días especialmente de Rodrigo’, dicen las líneas finales de la carta.

No pasó mucho tiempo desde que se publicó la conmovedora carta hasta que se volvió viral en redes sociales.

Decenas de usuarios mandaron mensajes de apoyo, solidaridad e incluso otros tantos publicaron sus experiencias con la depresión, un problema muy serio y que debe ser tratado por profesionales de la salud mental como psicólogos y psiquiatras quienes cuentan con las herramientas profesionales para darle una buena solución.

 

Carta completa de la mamá de Rodrigo.

Hoy quiero gritarle al mundo y tengo todo el derecho…

Por qué hace unos meses me pasó algo que no pasa.

Mi hijo Rodrigo, mi queridísimo hijo de 14 años, no puedo soportarlo más y se quitó la vida.

Rodrigo era inteligente, sarcástico, bondadoso, guapo. Le encantaban los animales y estaba muy comprometido con el cuidado del planeta y el respeto a todo tipo de personas. Era muy bueno en ciencias y dibujaba fenomenalmente bien. No era perfecto, por supuesto, era bastante perezoso, odiaba el deporte y cuando alguien le hacía daño no lo olvidaba nunca. Pero ante todo era buena persona y no soportaba ni entendí a las injusticias ni la maldad.

Y no puedo llorar y aceptarlo y dejarlo pasar; es demasiado doloroso, demasiado absurdo, demasiado injusto…

Ese día la vida nos arrancó un trozo de corazón y nos dejó a sus padres y hermanas una herida que nunca se cerrará del todo y una pena y dolor en el alma que a veces es insoportable. A familiares y amigos también nos ha dolido muchísimo, lo sé.

Tres meses de culparme, de enfadarme con él, de intentar entender algo, de analizar lo que dije y no dije, lo que hice o deberíamos haber hecho… tras horas de leer sobre el tema y miles de ‘si hubiera’, he llegado varias conclusiones y creo que la única forma de aliviar este dolor es compartiéndolas con vosotros y hacer así que nuestra desgracia tenga algún sentido, que quizá pueda ayudar a alguien, que parezca que Rodri ha muerto por algo…

A Rodrigo le diagnosticaron depresión severa cuatro meses antes. Seguir un tratamiento farmacológico y acudía psicoterapia, pero personalmente creo que fuimos tarde.

Teníamos que haberlo llevado al psiquiatra hace años. Hemos sido víctimas de la desinformación, la estigmatización y la infravaloración de la salud mental. Nos duele la rodilla y vamos al médico, nos sale una erupción y corremos al dermatólogo, les revisamos la vista a los niños, nos hacemos mamografías e incluso colonoscopias de manera preventiva, pero pasamos semanas con una tristeza enorme sin motivo o tenemos la autoestima por los suelos, o sufrimos por sentirnos fuera de la sociedad y no se lo decimos a nadie, esperamos a que se pase esa etapa, disimulamos… No tenemos asumido que la salud mental y sociales partes fundamentales de la salud física.

Yo no sabía que los niños podían tener depresión, y cuando lo supe, tampoco sabía la intensidad del sufrimiento que puede provocar.

Hemos vulgarizado la palabra depresión y así le hemos rebajado su importancia. La depresión severa se caracteriza por una tristeza y angustia casi continua, un cansancio extremo, por la incapacidad emocionarse disfrutar de las cosas y por la pérdida de la concentración en la memoria. Las personas con depresión están convencidas de que la vida es un desastre, de que ellos son un fracaso y de que estos dos hechos van a ser siempre así.

Están seguros de ser una carga para las personas que les quieren, además es una enfermedad cruel e invisible que no sale en analíticas ni radiografías, por lo que todo depende de lo que se cuente al paciente, lo que hace que parezca que deciden ellos, que es su culpa o que exageran. Como consecuencia, lo esconden, y los que estamos cerca nos damos cuenta tarde, porque cuando ya se le ve la enfermedad es porque no tiene fuerzas ni para disimular. Una enfermedad invisible y tremendamente cruel, con la que mi hijo tuvo que luchar en plena adolescencia.

Mi dolor hoy por su pérdida es enorme, pero me duele más todo ese sufrimiento tuyo previo. Aquellas frases que yo le decía con amor y la mejor intención, pero cargadas de desconocimiento como ‘tienes que cambiar el chip’ o ‘disfruta de la suerte que tienes’ o ‘hay que hacer por la vida’, hoy sé lo injustas que eran. Él me contestó una vez con mucha tranquilidad: mamá le estás pidiendo a alguien que tiene cáncer que deje de tenerlo era mucho más inteligente que yo tan inteligente y bueno que sé que no me lo tenía en cuenta.

Así que si tras leer esta carta y #GraciasARodrigo alguien no duda en ir al psiquiatra a consultar eso que le parece que no va bien antes de que sea más grave; o alguna persona atormentada pide ayuda sin complejos y se desahoga con algún amigo; o al tratar a alguien con depresión o que pueda tenerla evitas esas frases inútiles y muestras apoyo y comprensión… Mi dolor hoy tendrá algo de sentido

Y resulta que sí pasa, pero no se habla de ello. Y como no se habla de ello, no existe y si no existe, te sientes muy solo y culpable por tener este tipo de pensamientos. Si no existe, no lo reconocemos cuando lo tenemos cerca y reaccionamos tarde. Si no existe, no se invierte en investigación y prevención. Las enfermedades mentales son enfermedades físicas, biológicas, situadas en el cerebro. No son cosa del alma, ni del estado de ánimo, ni de la fuerzo debilidad mental. Estas creencias obsoletas empeoran enormemente la situación. A veces son exógenas, y las inicia algún drama personal, pero otras veces, las endógenas, como la de Rodrigo, son debidas a cambios fisiológicos en el cerebro. De hecho, las enfermedades mentales tienen un buen pronóstico de cura, con el tratamiento y o terapia adecuadas y tratadas pronto. Pero queda mucho por investigar y por normalizar.

El suicidio es la primera causa de muerte externa en España, y los fallecidos son el doble que los causados por accidentes de tráfico y 10 veces más que los debidos a la violencia de género. Siento terrible cualquier pérdida, aquí hay un problema enorme desatendido. Y todo indica que no va a menos.

Así que si #GraciasARodrigo, se dedica un euro más a investigación; o se hace una buena campaña de información y normalización de las enfermedades mentales; o en las revisiones Médicas se interesan también por el bienestar mental y social de las personas. O en los colegios se fomenta más la inteligencia emocional de los niños… Su pérdida no habrá sido del todo en balde.

Por la edad de Rodrigo, me he preguntado muchos y sufría acoso en el cole y no fue así. Pero sí que sufrió micro acoso toda su vida.

Rodrigo no era como la mayoría, le costaba en las relaciones sociales, se salía del círculo. Ese en el que no entras y eres demasiado alto bajo demasiado gordo o delgado, demasiado listo, demasiado torpe… Y se burlan de ti, y Se te cuela en la fila, te empuja en el pasar… Esas cosas de niños que nunca entendí, porque ninguna edad se debería disfrutar haciendo sufrir a otros sólo porque se puede. No eran cosas graves, pero las Piedrecitas en el camino se iban amontonando. Yo también puse piedras intentando que entrara en el dichoso círculo.

Así que gracias a Rodrigo aprendemos de una vez que hay que borrar ese círculo y respetar al otro, aunque sea diferente a mí en algunas cosas; Si algún niño, cuando vea un compañero con alguna dificultad, no se burla de él sino que le ayuda o, simplemente le sonríe; si nuestros hijos ven más claridad y comprensión en nosotros y escucha menos comentarios despectivos… Rodrigo sé que pondrá su media sonrisa de satisfacción allá donde esté.

Yo ya no sabré que se iba a dedicar mi hijo de mayor, ni me volveré a sorprender con lo bien que le queda esa camisa nueva, ni conoceré al Rodrigo enamorado, que seguro y va a ser genial; pero me quedan muchos buenos recuerdos. Muchos buenos momentos, sencillos pero llenos de amor. Ahora tengo la satisfacción de que en casa siempre hemos mimado eso es bueno ostra buenos ratos con él, Los atesorábamos. Y ese enorme amor de antes y el que ahora con su padre sus hermanas es mi oxígeno en estos momentos. Es la energía que hace que hoy no nos hundamos.

Así que si #GraciasARodrigo hoy le das un abrazo tu hijo aunque se haya pintado el pelo de rosa, o no haya sacado la mejor nota, o no tenga la orientación sexual que a ti te gustaría; o si esta vez le das la razón a tu pareja aunque sabes que no la tiene; si creas un buen recuerdo para toda la vida y evitas otra discusión inútil… Por lo menos habrás aprendido algo de mi desgracia.

Pero ojalá nadie aprendiera nada hoy y lo que hubiera compartido con vosotros fuera un video de pingüinos con un doblaje divertido.

Ojalá esta tarde a las 17:15 Rodrigo me volviera a dar un abrazo a salir del cole. Ojalá y no estuviera llorando ahora…

Sé que con el tiempo volveré a tener momentos de felicidad, pero también sé que nunca volver a sentirme completa.

Un día cuando Rodrigo tenía 56 años, le dije que si cuando nació me hubieran dado a elegir entre todos los niños del mundo, yo no habría parado de buscar hasta encontrarle a él, porque le quería tal como era. Hoy, sabiendo lo que sé, también buscaría hasta encontrarla. Porque, ante todo, soy la orgullosa madre de Irene, Laura y, en estos días especialmente de Rodrigo.

 

 

emb

 

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