Saltar al contenido principal | Saltar A búsqueda | Alto Contraste

Ansiedad, el monstruo que nos ataca durante la maternidad

La ansiedad de ser mamá

iStock

De amiga a amiga, los tips más selectos directo en tu correo.

Al hacer click en Suscríbete elegirás el contenido que quieras recibir en tu correo y quedarás suscrito a nuestro boletín el cual podrás cancelar en cualquier momento; no olvides revisar tu carpeta de Spam.

Cuando somos mamás nuestro mundo cambia, de pronto tenemos que ver por el crecimiento sano de un  bebito que depende totalmente de nosotros. Un pedacito de carne indefenso y bello que nos necesita.

Te confieso que cuando me convertí en mamá sentí una gran ansiedad: tenía pánico de que algo le pasara a mi hija, de pronto eso me ayudaba a informarme más, pero hay a quienes literalmente los paraliza.

Y fue eso justo lo que le pasó a la bloguera Desiree Fortin, quien publicó en Motherly la siguiente reflexión y que me pareció importane compartirte pues no estamos exentas. 

Querida ansiedad me estás paralizando como madre

“Querida ansiedad,

En los últimos años te he llegado a conocer en un nivel muy cercano. No somos amigas. Para ser honesta, te odio. Te has convertido en una batalla diaria para mí. Aprovechas cualquier situación para provocarme pánico y temor.

Ser madre ha sido una temporada muy dura. Estoy tratando de ser fuerte, pero hay veces que me siento perdida al criar a mis pequeños humanos. Me cuesta trabajo entender que estoy haciendo un buen trabajo como mamá.

Te voy a ser honesta, los días que te acercas a mí, hacen que sea muy difícil mi tarea como mamá, especialmente cuando siento que debería tener las respuestas. Es decir, ya debería saber manejar las rabietas, debería tener hijos educados… Pero tú me paralizas, me provocas terror, me haces preocuparme por cosas que tal vez nunca sucedan.

Ha habido días en los que ni siquiera puedo llevar a mis hijos al parque porque temo que sean secuestrados, no quiero dejarlos solos un segundo, incluso dentro de la casa.

Me topé contigo por primera vez cuando nacieron mis trillizos. Me sofocaste con un aterrador insomnio por meses. Me dejaste sin energía, no podía recuperar mi sueño. Los ataques de pánico me tragaron por completo. Me llenaste de culpa, me contaste mentiras sobre quién era yo como madre. Me robaste momentos que pude compartir con mis bebés

Te odié entonces como te odio ahora.

Poco a poco vi lo que pasaba. Mi esposo y familia también lo vieron. Recibí la ayuda que necesitaba para aprender a manejarte. Sin embargo, estamos a dos años de que apareciste en mi vida y te veo derramando agotamiento físico, emocional y mental una vez más.

Estás usando los terribles dos años de mis hijos para hacer que me cuestione mi papel como mamá. Constantemente robas la gracia que debe tener para mí ser madre y la cambias por pánico y culpa. Sin embargo, la diferencia ahora es que sé cómo enfrentarte un poco mejor.

Ahora sé cuándo es el momento de hacer cita con el médico para hablar sobre medicamentos que me pueden ayudar. Para ser honesta, este fue el paso más difícil, entrar al consultorio y admitir mi problema contigo.

Y aquí estoy en la trinchera de la maternidad tratando de mantener toda la paciencia que pueda con mis hijos. Los días están mejorando y tú y yo ya no estamos tan cerca como antes, pero todavía es difícil. Por fortuna Dios nos convierte  en versiones más fuertes y sabias de nosotros mismos. La maternidad es agotadora, pero al mismo tiempo empoderadora.

Sinceramente, 

La mamá que, todavía, no siempre, sigue contigo"

Nos puede pasar a todas

Todas las mamás tenemos ansiedad en mayor o menor medida, esta se produce por la necesidad de salvaguardar la sobrevivencia, bienestar y felicidad de nuestros hijos. Es así que vivimos en un constante estado de alerta y estrés. Vemos el mundo como un lugar peligroso, lleno de monstruos y riesgos.

Cuando estamos en este estado dejamos de atender nuestras propias necesidades, lo más importante es nuestro hijo, no descansamos nunca, aprendemos a vivir con angustia. Nuestro cuerpo está permanentemente cansado por la tensión. Vivimos preocupadas, no solo por el presente sino por el futuro. Nos sentimos incapaces de cumplir con nuestra función de mamá, nos vemos a nosotras mismas inútiles, aunque lo hagamos bien. Sobreprotegemos, exageramos. Queremos controlarlo todo y nos frustramos si se escapa de nuestras manos. 

Cuando empezamos a tener estos síntomas hay que ir con un psicólogo, no es algo que se quite "echándole ganas", se requiere ayuda profesional. Si sientes que tienes problema puedes acudir a la Clínica de Salud Mental de la Facultar de Medicina de la UNAM (http://psiquiatria.facmed.unam.mx/). Creeme , no se quita "solo". Hay que pedir ayuda.

Votar por este artículo 0 loves
   
 
Eliminando...