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Los niños que quieren recuperar sus calles

Los niños quieren sus calles

Huffington Post

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Hubo un tiempo en el que las calles eran nuestras y hubo un tiempo, anterior a él, en que uno era un niño de la calle, de los amigos, de ir a la tienda por unas papas mientras se perdía el tiempo en, literalmente, lo que fuera.

Luego vino la delincuencia exacerbada y la popularización de internet y los dispositivos móviles, así quedamos secuestrados en nuestras ciudades, en muchos sentidos; aprendimos, o asumimos, que las calles no son sitios seguros y poco a poco aprendimos a "salirnos" de ellas.

Pero, qué pasa si se reconsidera el juego, el volver a hacer nuestra la ciudad.

Juego Mi Ciudad, los niños quieren recuperar sus espacios

Juego Mi Ciudad es un proyecto, emprendido por Evelin Santander y Jerónimo Monroy –arquitectos de profesión--, que busca reconsiderar el juego y los espacios lúdicos en la agenda pública, a través de procesos en los que los niños son los que mandan.

Así, los niños de zonas mayormente vulnerables se convierten en pequeños tomadores de decisiones: esto es lo que quiero, esto es lo que necesito, esto es lo que hago y así es como lo vigilo.

Se escuchan, opinan, construyen, ganan y pelean su espacio.

"Escogimos las zonas buscando que contrastaran y ver que no se puede generalizar los espacios en toda la Ciudad de México, que es lo que hay ahora, los mismos módulos de juego en cualquier espacio", explica Evelin.

Milpa Alta, La Merced e Iztapalapa fueron las zonas a elegir para ser jugadas, para reivindicar los espacios lúdicos como lugares necesarios para la ciudad y sus habitantes, a través del diseño participativo en el que se incorpora la opinión de los niños y las niñas, reconociéndoseles su ciudadanía.

Queremos visibilizar a los niños, ver en qué condiciones viven la ciudad, que ellos hagan un espacio suyo, por un tiempo, y visibilizarse ahí. Decir yo también existo en el espacio público, pues normalmente no los contemplamos. Al mismo tiempo es una crítica a cómo se diseñan los espacios públicos para los niños".Evelin Santander.

Juego Mi Ciudad se materializa en tres instalaciones, bajo la premisa del diseño participativo de la comunidad infantil con acompañamiento de profesionales del diseño, aunque la labor no ha sido sencilla –comenta Evelin-- ante la falta de coordinación entre las autoridades, las dependencias de gobierno, y la dificultad que ello conlleva para conseguir los permisos delegacionales.

De esta forma, los niños han tomado las decisiones de su entorno, sobre los espacios que quieren para ellos en la ciudad a través de convocatorias en las escuelas, en los negocios de su barrio o, simplemente, estando de paso y curioseando para saber qué es lo que se está haciendo en cada uno de los puntos.

El desarrollo de cada una de las instalaciones toma alrededor de cuatro sábados; en el primero, los niños que acuden a la convocatoria, se reúnen, opinan, imaginan los juegos; en el segundo, con las ideas recogidas hay una reunión con los diseñadores para crear cuatro propuestas; al tercer sábado, los niños vuelven a reunirse para comentar una maqueta que les es presentada a partir de sus ideas, vuelven a hacer anotaciones, correcciones y sugerencias.

Buscamos que los niños y las niñas tomen conciencia de que pueden incidir en el espacio público y que lo pueden hacer como ellos quieren, se van a apropiando del espacio y lo cuidan más."Jerónimo Monroy.

Finalmente, llega el glorioso cuarto sábado, ese en el que niños y niñas pondrán manos a la obra hasta tener delante de sus ojos los juegos que imaginaron. Aquí todos cargan, pintan, colocan, improvisan.

"Hasta los niños chiquitos cargaban cosas, ellos querían hacer, son muy buenos, cuando tú les colocas una responsabilidad, la llevan a cabo. En todo lo que quisiéramos nos ayudaban, no se quedaban sin hacer, cuando terminaban algo, enseguida pedían otra tarea", cuenta Evelin.

Entonces viene el juego por horas, la apropiación --en forma-- del espacio, de su construcción y se transforman en pequeños vigías que convierten sus juegos en atalaya. Se vuelven en informantes que reclaman su espacio, se inconforman si es violentado y demandan explicaciones, apunta Evelin sobre cómo los niños se responsabilizan del espacio intervenido.

Lo más sorprendente es ver su curiosidad infinita por crear a partir de cualquier cosa, que le den distintos usos a un juego, como usar una resbaladilla para jugar futbol". Andrés Garibay, documentalista del proyecto.

Aunque las estructuras son efímeras, así lo contempla el proyecto, y son removidas lo que sucede después es casi mágico, al menos en los tiempos que corren: los niños y niñas regresan a ese espacio, que ya sienten suyo, a seguir jugando a la casita, al futbol, reuniéndose, haciéndose visibles en el espacio público y a recordarnos que son ciudadanos.

A veces partimos de que los niños no saben qué es lo que quieren, cómo quieren su espacio, su ciudad, pero creo que mas bien no nos tomamos el tiempo de escucharlos con atención y no, ellos te lo dicen todo, se apropian del espacio, eso es lo que me ha parecido más valioso". Jerónimo Monroy.

Hasta ahora, Juego Mi Ciudad (@ExploradoresdelaCiudad o @ExploradoresCd) ha intervenido en el atrio de la antigua iglesia de San Pedro Actopan, en Milpa Alta; en la Plaza Juan José Baz, conocida como La Aguilita, en La Merced; y actualmente se encuentran en la primera fase del proyecto en la colonia que se considera aporta el mayor número de internos a los reclusorios de Ciudad de México, Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, en Iztapalapa.

 

 

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