Confesiones de mamá: Vacaciones de verano o de terror

Cuando era chiquita creía que las vacaciones de verano eran la mejor temporada del año (bueno exagero, nada como Navidad); pensar que se acercaba el final de clases y que iba a tener semanas enteras sin escuela, sin tareas, sin clases en la tarde era algo casi mágico.

Ahora que soy mamá pienso que se acercan las vacaciones de verano y entro en absoluto pánico.

¡Oh no! Los niños toda la mañana en mi casa dando lata; ¿quién los va a cuidar?, ¿cómo le voy a hacer para trabajar? Y en la tarde que ya se aburrieron de ver tele y jugar con legos, ¿cómo los voy a entretener? Si no los puedo llevar a clases de natación o de karate, ¿cómo le voy a hacer para que se cansen y se duerman en la noche? Cuando empiezan las vacaciones de verano es cuando arranca mi peor época del año como mamá.

Claro que entonces me pongo como desesperada a buscar todo tipo de cursos de verano. Llamo abuelas, tías, tíos, padrinos y a los que se me ocurra para convencerlos que sería una excelente idea que pasaran un día entero con los niños, porque ellos los extrañan mucho… “muchísimo”, les digo. Finalmente, me logro organizar bastante bien, pero siempre me quedan por ahí una o dos semanas de caos con unos niños aburridos encerrados en mi casa y yo con ganas de tirarlos por la ventana.

Lo confieso: ya muero de ganas de que todos mis hijos estén en edad de mandarlos de campamento todo el verano y deshacerme de ellos. Entonces sí van a ser vacaciones para mí.

¿Tú crees que esto me hace mala madre? Escríbeme a sofiademama@gmail.com o comenta aquí.