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Confesiones de mamá: ¡El mal necesario de las nanas!

Las nanas no son sinónimo de institutrices

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Antes que nada quiero aclarar para que no se  malinterprete lo que diré: uno, le tengo un respeto absoluto a las nanas y aprecio mucho su trabajo; dos, me queda claro que la responsabilidad de educar a los niños es de las mamás y las nanas solo son una ayuda.

Dicho lo anterior, ahora sí, aquí voy. Creo que las nanas son un mal necesario. Me sería absolutamente imposible trabajar, y ni se diga medio tener una vida personal, si no fuera porque tengo la ayuda de una nana. Y siendo totalmente honesta, tengo que reconocer que hacerme cargo de mis hijos al 100% no es una idea que me resulte muy atractiva. Al mismo tiempo, también me doy cuenta que hay veces que las nanas maleducan mucho. Les permiten a mis hijos hacer cosas con las que no estoy de acuerdo; como por ejemplo ver televisión antes de hacer la tarea, vestirlos sin que ellos tengan que realizar el menor esfuerzo, o prepararles otra cosa de comer cuando no les gusta la comida que hay en casa ese día.

Pero la verdad, ¿quién las puede culpar? Reconozco que mis hijos a veces son tan latosos que si no fuera porque yo siento una responsabilidad moral de educarlos, también yo tomaría el camino más fácil y los dejaría hacer lo que quisieran. A final de cuentas la verdad es que las nanas no son institutrices, y tienen mucho trabajo que hacer además de estar persiguiendo escuincles.

Y los niños, que son más listos que el hambre, se dan cuenta de esto y cada vez que yo no estoy en la casa hacen lo que quieren. He tratado de empoderar a la nana diciendo que tiene todo mi apoyo para regañarlos, que les castigue la televisión, e incluso que los deje sin comer si es necesario. También le he dicho a mi hijos que les quede bien claro que la que manda es la nana, y que la tienen que tratar exactamente igual que me tratan a mí, pero aun así las cosas no acaban de funcionar del todo bien.

Confieso que yo ya me resigné y vivo bajo la premisa que las nanas “son un mal necesario”. Pero si tú tienes una experiencia distinta, o has encontrado una solución a este problema, por favor, cuéntame cómo le hiciste. Escríbeme a sofiademama@gmail.com.

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