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Annie, Mamá Primeriza: Satisfacción Laboral

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Sé que soy una intensa y ya me he desahogado de cómo cambia la vida con un bebé…y creo que no lo voy a dejar de decir nunca porque, ¡no sabes cómo cambia la vida con un bebé! Pero ok, no voy a hablar de las desveladas ni los pañales, si no de algo que me he dado cuenta últimamente y me ha hecho sonreír mucho.

Soy de esa rara especie que disfruta trabajar. A mí me encantaba ir diario a una oficina, ese sentimiento de “prisa”, tomar café como loca, estar ocupada, tener la mente en algo, y sobre todo, sentir esa satisfacción laboral antes de dormir o al cumplir objetivos.

Tener un bebé que te necesita tanto, naturalmente, te quita mucho tiempo. Y se extraña sentirte útil en tu profesión diariamente... Por suerte sigo trabajando y lo disfruto muchísimo, pero - por elección propia - ya es con un ritmo más bajo y de diferente manera. Pero soy tan rara, que a veces hasta envidio que mi esposo se vaya diario a la oficina, o a mis amigas que tienen días tan interesantes y ocupados. (Y a veces ellas envidian que trabajo desde casa jajaja). En malos días hasta me molesta no tener ese “rush” de antes y me lo reprocho. Error.

Últimamente he analizado y valorado la increíble satisfacción que se siente ser una mamá entregada y motivada. Y bueno, ser mamá es una chambota, ¿no? En los pocos meses que llevo, veo que hay miles de momentos en que te sientes útil y orgullosa de ti misma. Por ejemplo, ¿qué onda que podemos alimentar a los bebés? ¡Es algo increíble!!!

O lograr cortarle las uñas sin sacarle sangre (pasa), cambiar pañales explosivos, sacar paciencia de no se dónde, o, una de las mejores: tu bebé llora histéricamente de cansancio, y ¡logras dormirlo! Te echas en el sillón orgullosísima diciendo: ¡Wow, estoy cañona!

Saber que reconoce siempre tu voz, que puedes calmarlo con tu presencia, que sabes exacto qué necesita simplemente por instinto, que contigo tiene ese lazo tan especial. Y saber que si está inquieto con alguien más, llegas tú y se calma  y te sonríe; porque a ti te conoce más que a nadie. Y tu a él. Esa es la mejor recompensa, y una delicia de satisfacción laboral en esta nueva chamba permanente.

 

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