Jacinto 1930, mi nueva obsesión gourmet

Este restaurante es el nuevo y más lindo de San Miguel; desde que entras el lugar es hermoso y sorprendente. Las lámparas de cobre son mi parte favorita, le dan un look muy glamoroso pero a la vez relajado al lugar. Todos los detalles de diseño fueron perfectamente cuidados, el piso, la decoración de la barra que enmarca la cocina, el mobiliario y sin duda la vajilla. Además, este lugar es famoso por su mixología: sus cocteles mezclan ingredientes muy mexicanos en sus preparaciones como mole, xoconostle, mezcal, tequila, jalapeño, sotol y sal de colima.

El menú esta compuesto de varios platillos donde algunos son particularmente innovadores y otros más comunes pero con un twist que los hace muy diferentes a lo esperado. Yo probé el menú degustación, y fue una muy buena idea, el paso por cada plato hacía que me intrigara más el siguiente y todos tenían un toque diferente.

Empecé por el aguachile de camarón seco con limón y pepino, el ceviche de pescado con limón, rábano y cebolla y el taco de carnitas de setas con salsa macha y polvo de chiles, en un mismo tiempo.

Después siguió el huarache de rabo de res, luego los esquites tatemados, que fueron de mis favoritos, seguido por la tetela de frijol y tentáculo de pulpo. Como platos fuertes siguieron: la costilla de res con frijolón, verdolagas y tortilla quebrada, el taco de lechón braseado con nopal y salsa verde. Y finalmente como postres las fresas congeladas ahumadas con panacotta y polvo de crema y el atole, tributo al cacao y maíz, los dos deliciosos y progresistas.

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