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A todo derecho corresponde una obligación: ¡coherencia mujeres!

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Por Yulene Galera

Hay veces que las mujeres somos un poco incoherentes, queremos todo sin aceptar las consecuencias, y ni siquiera nos damos cuenta. Estos son algunos ejemplos, hay que hacerlos conscientes para dejarlos atrás.

 

1.Peleamos por un salario justo y por tener las mismas oportunidades que los hombres en el trabajo, pero si nos piden que hagamos algo fuera de horario, que sea incómodo o que incluya desatender a la pareja por unos día y…. Pues igual y no es taaan necesario ese aumento de sueldo.

2.Lo tuyo es mío y lo mío es mío. Hemos recorrido un largo camino desde que las mujeres pudieron quitarse el estigma de quedarse en casa horneando galletas y cuidando a los hijos para poder trabajar y ser tomadas en serio. Pero cuando se trata de pagar las cuentas, nos sigue alterando el que nosotras tengamos que aportar a la casa. Solo recuerden que: “el que paga manda”, si queremos los mismos derechos tenemos que aceptar las mismas obligaciones.

3.Unos ojitos y listo. Es un arma tan fácil de usar que a veces nos vamos por esta vía cuando no estamos consiguiendo algo, batimos las pestañas, sacamos el pecho y hablamos en un tono de voz más bajo…. Todo esto en vez de sacar un arma todavía más poderosa; la inteligencia.

4.Defendemos los derechos de las mujeres y nos gusta considerarnos como independientes, modernas y fuertes, pero nada más falta que una mujer de más de 33 años no esté casada para que empiecen los perjuicios e inevitablemente surja ese pensamiento que está enterrado en el fondo de nuestras mentes: “pobrecita” o peor aún “ya se quedó”.

5.Cuantas veces nos hemos quejado de que los hombres se pueden meter con quién sea, pero cuando nosotras lo hacemos somos unas fáciles… pero déjenme les pregunto esto ¿cuántas veces compartieron o vieron el video de Lady Coralina? ¿cuántas veces han dicho sin pensar “esa vieja es una zo…”?

 

Aunque parecen casos extremos debemos ser coherentes, no podemos querer las mismas oportunidades pero solo para lo que nos conviene. Hay que aceptar las cosas buenas y las cosas malas,  todo derecho corresponde una obligación. Es la única manera de hacerlo y poder defendernos, de lo contrario las incoherencias acaban manchando e invadiendo las victorias que hemos obtenido en esta área.

 

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