Mujeres vs. mujeres

Muchas veces he pensado, “no será ¿qué las mujeres somos nuestro peor enemigo?”. Insistimos en que los hombres son machistas, en que hay mucho misógino suelto, en la igualdad de género, etc… cosas que son verdad, pero también es cierto que somos nosotras mismas las que constantemente limitamos el papel de la mujer en la vida. Aquí les dejo 5 preguntas que probablemente todas hemos sufrido y/o hecho, que demuestran que a veces debemos tener más cuidado del sexo femenino que del masculino.

1. ¿Tu de quién eres esposa? Esta pregunta es real, no me la inventé. Cuando la escuché me quedé helada, ¡¿qué clase de pregunta es esa!? Porque no abrir la conversación con algo convencional: ¿cómo te llamas?, ¿de dónde te conozco?, ¡tu cara me resulta familiar! Cuál es la necesidad de insinuar, porque no lo logré darle otro significado, que te conocen dependiendo de quién es tu esposo y realmente no importa como te llamas tú, a qué te dedicas y cuál es tu comida favorita. Para algunas mujeres solo vales cuando tienes un esposo, una casa y un perro. ¡Bienvenidas al 2017!

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2. Otro ejemplo de esto fue mi proceso de compromiso. Durante los 9 meses que ha durado, una de las preguntas más frecuentes ha sido si voy a dejar de trabajar una vez casada. ¡¿Poor?! no entiendo la relación entre una cosa y la otra. Como si por el simple hecho de compartir tu vida con alguien vas a dejar a un lado tus intereses y concentrarte solamente en atender a esa persona; me rehúso a pensarlo y a llevarlo a la práctica. Claro que si es tu decisión pues adelante, no seré yo quien juzgue, cómo dice mi mejor amiga: “cada quien hace lo que cada quien quiera”. Pero solo por curiosidad ¿han escuchado a alguien preguntarle esto a un hombre? Yo por lo menos no y me molesta mucho cuando me lo preguntan.

3. Claro que nunca falla la pregunta de la tía o abuela, con cara de compungida, ¿tienes novio? Y si la respuesta es sí, la cara de orgullo es máxima, pero si la respuesta es no, la siguiente pregunta obligada es ¿por qué? Se me ocurren algunas respuestas a esa pregunta, pero creo que varias de ellas romperían la relación familiar. Me gustaría saber si habría la misma reacción de orgullo al decirle que tengo maestría y soy abogada…

4. Si por el contrario estás en una relación, larga o corta y pasas de cierta edad en donde te consideran casadera, la pregunta del millón se vuelve: ¿y para cuándo la boda? Mi carrera, mi trabajo, mi color favorito, que opino del clima, de la política… todo eso vale un pepino. No acabo de entender porque de un 100% de vida, para ellas  el 80% gira alrededor de tener una relación sentimental.

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5. Por último tenemos una de las preguntas estrella: ¿cómo te vas a casar si no sabes hacer un arroz? #Acaray, no sabía que al firmar mi acta de matrimonio me iban a dar ¡un puesto de chef! Entonces mi marido ¿solo buscaba en mi una cocinera a domicilio? ¿y si no se cocinar? Es decir, el que sea inteligente, divertida, ocurrente, buena administradora y otras cualidades ¿no pesan tanto? Pensándolo bien, no lo quiero muchas gracias.

Así que mujeres pongámonos a pensar en qué les estamos transmitiendo a las niñas. En vez de preocuparnos por cuando nos vamos a casar y a tener novio, y ojo que no creo que buscar el amor sea algo malo siempre y cuando no se vuelva el objetivo de nuestra vida, deberíamos de dar énfasis a como apoyarnos las unas a las otras, a cómo educar a nuestras hijas a ser grandes abogadas, doctoras, arquitectas, astronautas. Enseñarles que el ser bonita y tener un esposo rico no es el objetivo de la vida. Pero sobre todo dejar de empujarnos hacía una vida en donde lo que hacemos por nosotras no tiene valor sino viene acompañado de un anillo.

Nos leemos en 15 días.