Cuando crecemos es inevitable que en un grupo de amigas cada una tome caminos distintos. Hay algunas que decidimos ser mamás, otras que no tienen esa inquietud, y está bien.

Pero pasa un fenómeno extraño, de pronto comenzamos a juntarnos con las que son “más afines”, es decir, se empiezan a formar  dos grupitos, las que tienen bebés y las que no.

La pregunta es, ¿cómo integrarnos?

Porque estarás de acuerdo en que sí se extraña a la loca fiestera, la preocupada por las causas sociales, la pet  friendly  o la que es muuuy desesperada con los niños: “Conmigo, los niños de lejitos, por favor”, recuerdo que me dijo en una ocasión una querida amiga.

Y justo es lo que quiero que reflexionemos, ¿crees que es válido alejarse de ellas o dejar que se alejen solo porque unas somos mamás y otras no? Yo me resisto, así que te propongo lo siguiente.

Conciliemos

Te propongo que un día, sin niños por supuesto, se junten los dos grupos y lleguen a un acuerdo. Establezcan que…

No importa si una tiene hijos, otra perros o la otra por allá tiene novio (o novios jaja).  No importa si una es abogada, otra médico,  periodista, economista, chef, ama de casa  o filósofa… No importa si una vive en Austria, Xochimilco, Mérida o Monterrey… Siempre, siempre serán amigas.

Sean empáticas. La empatía es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro. Entiende si tu amiga no quiere que lleves a tus niños. No exijas que para verse sea requisito ir a un lugar con juegos. El tiempo que le dedicas a ellas también es importante, así que valóralo, y que sea solo entre amigas.

También te recomiendo que le hagas entender a las que no son mamás que sean más comprensivas con las que sí lo somos. Es decir, las solteras no quieren oír pláticas de pañales o si el niño no las dejó dormir (se les hace aburrido), pero si es tu necesidad hablar de eso para desahogarte, ellas deberían escucharte atentas, igual como tú las escuchas hablar de hombres, trabajo o lo que sea.

Otro punto que te conviene dejar sobre la mesa es que, si bien es el tiempo con las amigas, tampoco deben ofenderse si les dices “las tengo que dejar porque hasta tal hora la abuelita cuida a mi bebé” o si no puedes ir a rumbear hasta el día siguiente como antes. Hay tiempo para todo.

Soy de las que están convencidas que “hablando se entiende la gente”, así que platíquenlo. No hay que resignarnos a separarnos de esas entrañables amigas.

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