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Ahora Sí Necesito Un drink: De chismes y otros males

¿Porqué nos encanta el chisme y qué tan malo puede ser?

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Que tire la primera piedra quien no ha sucumbido a los placeres de criticar a otra mujer, punto doble si es una amiga y triple si además cerramos la plática con el clásico “pero no lo digas a nadie más”.

Y aunque haya alguna que diga que no, el simple hecho de voltearnos con la comadre a decir “¿Ya viste como viene vestida?” es comer prójimo.

Es normal, estamos acostumbradas a hacerlo ¡Es de humanos! Nuestra condición nos lleva a socializar y una forma de hacerlo es platicando de un tema en común, como el que pensemos que “Juanita no esté bien vestida”.
 

El punto es que... aunque es delicioso el chisme, es malo.

 

No juzgo a quien lo ha hecho porque hasta yo he sido partícipe y sería muy hipócrita de mi parte dármela de doña perfecta, pero damitas, aguas con lo que hacemos; porque todo en esta vida se paga y gacho.

 Pero volviendo al tema…

Lo malo – y peligroso- de un chisme no es como tal el comentario que hacemos sino, a quien y a cuántas personas involucramos en el asunto.

 

Lo malo – y peligroso- de un chisme no es como tal el comentario que hacemos sino, a quien y a cuántas personas involucramos en el asunto. Porque de pronto lo que empieza en nuestro círculo de amigas cercanas termina en un público de más de 50 personas que ni vela en el entierro que contribuyeron al efecto: Bola de nieve.

Sí ese en el que comienza con un Inofensivo “¿Ya viste que horrible eran sus zapatos?” y de pronto termina en un “Pues no me creas peeero, esos zapatos se los regaló el jefe, porque… ¿Si sabías, ¿no? ¡Está saliendo con él!”.
 
Porque entre más bocas y oídos pase, cada quien le suma más al comentario que, si no era inofensivo termina lastimando al criticado a niveles altísimos, como acabar con su reputación.

 Y todo gracias a nuestra afilada y larga lengua y los instintos -inconscientes- de sentirnos mejor que alguien más.   

Esa es la esencia del chisme: ayudarnos a sentirnos mejor siendo desagradables con alguien más.

Ups, que feo, pero. Cierto.

Amamos el chisme y sabroso. Muy sabroso.

Ni modo, así es esto de la condición humana.

En lo que si no aplica el “ni modo” es hablar de más; así que… si estás cerca del chisme, escuchas uno o te sientes que te puedes ver involucrada, mejor no le sigas, no vaya siendo que por quererle entrar termines siendo tú la involucrada o peor aún la protagonista del siguiente chisme.
Porque así es esto. El chisme nunca se acaba, la reputación sí.

-Beba

¿Alguna vez te viste involucrada en un chisme? ¿Qué hiciste para acabar con él? Cuéntame a ahorasinecesitoundrink@gmail.com como terminó tu historia y digamos juntas #AhoraSinecesitoUnDrink.


 

 

 

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