Sí existe el amor verdadero, y no sólo en los poemas y las películas
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Se trata de la expresión cultural de uno de los requerimientos básicos de la biología: la sobrevivencia de la especie. La utopía del amor para siempre puede conseguirse si se trabaja arduamente en ello.
Helen Fisher, antropóloga estadounidense, habla sobre tres programas cerebrales para la elección de pareja, en los que intervienen diferentes neurotransmisores.
El primero está basado en el deseo sexual, que dirige la conducta por medio de la testosterona tanto en hombres como en mujeres.
El segundo se trata del amor romántico, que tiene profundas implicaciones en el funcionamiento cerebral y en el cuerpo, esta fase conocida como enamoramiento, se presenta en el cerebro cuando se liberan dopamina, feniletilamina, norepinefrina, testosterona, estrógenos, oxitocina en la mujer y vasopresina en el hombre, este coctel genera una locura pasajera, la llamada locura de amor.
Pero no todo dura eternamente y al terminar esta etapa, el neurotransmisor ya no se libera en la misma cantidad. El resto de las sustancias no resisten más allá de 48 meses.
Es cuando se presentan la mayoría de las rupturas amorosas o el abandono, y aunque ocasionan sentimientos profundos y dolorosos, sólo duran una breve temporada, equivalente al doble de lo que duró el enamoramiento. Es el tiempo que requieren las neuronas para desintoxicarse de las sustancias liberadas.
El verdadero amor
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En lo que se refiere al amor, como casi todo conocimiento en la vida, se trata de aprender, aprender a amar para construir relaciones sólidas, basadas en la comunicación, en el respeto, y en la construcción de un proyecto de vida en común; eso es lo que explica la investigadora de la Facultad de Medicina de la UNAM, Georgina Montemayor.
Para superar la fugacidad del enamoramiento, las parejas tienen que realizar actividades nuevas, viajar, practicar deporte, charlar siempre compartiendo las miradas, reflejar el amor con contacto físico y, lo más importante, construir un plan de vida en común, lo que buscan estas actividades es la liberación de neurotransmisores como endorfinas, dopamina y oxitocina, útiles para estrechar el vínculo y mantener un estado de bienestar, explicó.
La química de estas sensaciones está en la parte emocional y en la corteza cerebral. A este nivel, debemos desarrollar acciones para modelarla y lograr que la relación perdure. Por lo que es importante contar con una educación amorosa para aprender a mantener relaciones duraderas, planteó la especialista.
(Vía Fundación UNAM)
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