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¿Por qué las mujeres vamos acompañadas al baño?

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Me encontré con esta historia que está buenísima y por eso te la comparto. Estoy segura que te vas a reír sin parar y que te vas a sentir súper identificada. Para todos esos hombres que se la pasan preguntándonos: ¿por qué te tardas tanto en el baño? ¿por qué siempre van acompañadas? Pues aquí está la respuesta: 

El gran secreto de todas las mujeres respecto a los baños es que de pequeña tu madre te llevaba, te enseñaba a limpiar la tabla del inodoro con papel higiénico y luego ponía tiras de papel cuidadosamente en toda la taza. Finalmente te decía: ‘Nunca, pero nunca te sientes en un baño público’.

Y luego te mostraba ‘la posición’ que consiste en balancearte sobre el inodoro en una posición de sentarse sin que tu cuerpo haga contacto con la taza.

‘La Posición’ es una de las primeras lecciones de vida de una niña, súper importante y necesaria, nos ha de acompañar durante el resto de nuestras vidas. Pero aún hoy, en nuestros años adultos, ‘la posición’ es dolorosamente difícil de mantener cuando tu vejiga está a punto de reventar.

Cuando TIENES que ir a un baño público, te encuentras con una cola de mujeres que te hace pensar que dentro está Brad Pitt. Finalmente te toca a ti.

Entras y te das cuenta de que el picaporte no funciona (nunca funciona); no importa. cuelgas las bolsa del gancho que hay en la puerta, y si no hay gancho (nunca hay gancho), inspeccionas la zona, el suelo está lleno de líquidos indefinidos y no te atreves a dejarla ahí, así que te la cuelgas del cuello mientras miras como se balancea debajo tuyo, sin contar que te desnuca la correa, porque la bolsa está llena de cositas que fuiste metiendo dentro, la mayoría de las cuales no usas, pero que las tienes por si acaso.

Pero volviendo a la puerta. como no tenía picaporte, la única opción es sostenerla con una mano, mientras que con la otra de un tirón te bajas los pantalones y te pones en ‘la posición’.

Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar porque estás suspendida en el aire, con las piernas flexionadas, los calzones cortándote la circulación de los muslos, el brazo extendido haciendo fuerza contra la puerta y una bolsa de 5 kg colgando de tu cuello.

Te encantaría sentarte, pero no tuviste tiempo de limpiar la taza ni la cubriste con papel, interiormente crees que no pasaría nada pero la voz de tu madre retumba en tu cabeza ‘jamás te sientes en un inodoro público.

Para alejar de tu mente esa desgracia, buscas el rollo de papel higiénico pero, no hay. El rollo esta vacío (siempre), entonces suplicas al cielo que entre los 5 kilos de cachivaches que llevas en tu bolsa haya un miserable kleenex, pero para buscar en tu bolsa tienes que soltar la puerta, dudas un momento, pero no hay más remedio.

Y en cuanto la sueltas, alguien la empuja y tienes que frenar con un movimiento rápido y brusco, mientras gritas OCUPAAADOOOO!!! Ahí das por hecho que todas las que esperan en el exterior escucharon tu mensaje y ya puedes soltar la puerta sin miedo, nadie intentará abrirla de nuevo.

Estás exhausta, cuando te paras ya no sientes las piernas, te acomodas la ropa rapidísimo y tiras la cadena tratando de tocarla lo menos posible, por si las enfermedades.

Entonces vas al lavabo. Todo está lleno de agua así que no puedes soltar la bolsa ni un segundo, te la cuelgas al hombro, no sabes cómo funciona la llave con los sensores automáticos, así que tocas hasta que sale un chorrito de agua fresca, y consigues jabón, te lavas en una posición de jorobado de Notredame para que no se resbale la bolsa y quede debajo del chorro.

Y ésta es la razón por la que las mujeres vamos en grupo al baño, por solidaridad: ya que una te aguanta la bolsa y la chamarra, la otra te sujeta la puerta, otra te pasa el kleenex por debajo de la puerta y así es mucho más sencillo y rápido ya que uno sólo tiene que concentrarse en mantener ‘la posición’ y la dignidad.

Después de eso salimos y nuestro novio nos pregunta: ¿Por qué te demoraste tanto? uuuuffff... si supieras. 

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